Ambos cuerpos semis desnudos descansaban, sobre la cama revuelta. El silencio reinaba, se podían escuchar las respiraciones de ambos entre agitada pero calma al mismo tiempo. Y el sonido de sus corazones.
Él estaba mirando el techo con una leve sonrisa, mientras acaricia el brazo de esa mujer, su mujer se dijo así mismo, porque siempre seria de él.
Ella estaba de lado, con parte de su cabeza sobre su pecho, mirando un punto fijo, intentando que los pensamientos de culpa no la golpearan. Largo un suspiro mientras se removió entre los brazos de ese hombre que tanto significaba en su vida desde hacía muchos pero muchos años.-¿Estas bien reina? – le pregunto el, al notarla moverse y suspirar. – ¿Te arrepentís de lo que acaba de suceder?
Esa era precisamente la pregunta que no quería escuchar, porque temía la respuesta que podía dar.
-No sé- Y él sabía que no mentía, la conocía a la perfección. – Si pienso... – Él le tapo los labios y sacudió la cabeza.
-No pienses, no ahora. – Hizo que ella volviera apoyar su cabeza en el pecho y la volvió acariciar.- No me voy a disculpar porque lo que paso.
- No tienes porque, fue algo de los dos- Y sin pensarlo levanto su cabeza y le dio un pequeño beso en los labios.El la tomo por su nuca y la aferro profundizando el beso.
Lucero se puso a horcajadas de Manuel, tomando con sus manos la cara, sus labios aún seguían unidos por un beso nuevamente llenos de desesperación. Lentamente ella se acomodó en él y comenzó a mover sus caderas con suavidad, porque sabía que eso lo volvía loco. Se despegó del beso y mientras lo miraba a los ojos empezó a moverse hacia adelanté y atrás. Bajo sus manos a sus caderas donde estaban apoyadas las de él y las tomo y las llevo a sus pechos. La volvía loca que el la acaricia. Tiro la cabeza hacia atrás, sintiendo un gran placer con las manos de el sus pechos y comenzó acelerar los movimientos.
Manuel sin resistir, se sentó, y reemplazo sus manos por su boca, se adueñó de sus pezones mientras los succionaba primero uno y luego de otro. Ella lo tomo de la cabeza mientras lo obligaba a que no pare de darle ese placer, mientras los gemidos se apoderaban de la habitación.La pasión y la desesperación se apodero de Manuel, y en un movimiento rápido, ella estaba debajo, y el comenzó a embestirla profundamente y rápido, ella le rodeo la cadera con sus piernas para sentirlo más. Cada movimiento los llevaba a lo más alto, no dejaban de mirarse a los ojos.
Lucero sentía que estaba por llegar y el bajaba el ritmo, no quería que aun culminara el placer para ella. De la desesperación, se aferró a las sabanas y cerró los ojos.
-Mírame- Le dijo el con una voz ronca que ni él se reconocía. –Quiero que me mires cuando acabes.
- Por favor Manuel-dijo ella entre medio de gemidos.
-Todavía no.
La beso profundamente, y bajo hasta sus pecho, ella no resistía mas, se estaba quemando. El notaba la necesidad de ella, pero no quería que ese encuentro acabara. Porque no sabía que iba a suceder, luego que su vecina cruzara la puerta y se refugiara en su casa.Cuando hacía unas horas atrás su ex mujer había llamado a su puerta para hablar sobre sus hijos jamás imagino que esta visita terminara de esta manera. Amándose como lo habían hecho hace años atrás.
No iba a negar que siempre había fantaseado que eso suceda desde que él se mudó a 20 pasos. Pero hasta hace unas pocas horas lo había creído imposible, hasta que sin saber porque motivos terminaron en la cama. Se resistía a que terminara esa magia, ese momento.
La miraba profundamente, mientras la embestía lentamente haciéndole perder la cabeza por completo. Sabía que ella odiaba y amaba que el la torturara así.
Estaban perdidos en sus miradas mientras danzaban la magia de la pasión, cuando el con desesperación se apodero de su boca y supo que ninguno de los dos aguantaría más. Empujo dos veces con suavidad y ella abrió los ojos y se perdió, sabía que era el momento.
-Manuel –Grito ella con pasión... Y estallo en mil pedazos.
El orgasmo la invadió por completo, le nublo la mente como hacia tiempo no le sucedía.
El largo un ronco gemido de lo más profundo de su ser y también se dejó llevar.Con el sonido de sus respiraciones entre cortadas, abrazados, cada uno en su mente supo que era inevitable que esto sucediera entre ellos.
Manuel con los ojos cerrados con su cara escondida en el hueco de su cuello, oliendo su perfume una vez más confirmo que ella es su gran amor, su mujer para toda la vida.
Lucero abrazada a él, aun con los ojos cerrados comprendió, que había algo muy fuerte que los unía, además de sus hijos. Aunque se negaba a pensar o ponerle nombre a lo que sentía, estaba segura que aun esta historia no estaba termina.
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•Eres Inevitable•
FanficMás allá de la unión que tenían de por vida, sus hijos, algo más los ataba, era como una necesidad que iba más allá de ellos. La vida los llevo a divorciarse, pero también a ser vecinos. Señales o no, siempre por diversos motivos estaban cerca, dema...