PARTE V

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Cuando entro a su casa respiro profundo y se apoyó en la puerta. Estaba a un rato de volver a enfrentarse cara a cara con su ex. Y temía. Demasiado para su gusto.
No era de tomar alcohol, porque para eso no era buena, pero se le apeteció tomar un tequila, para calmarse un poco.

Camino hasta el mini bar, mientras mentalmente repasaba el discurso con el que iba a comenzar cuando Manuel cruzara esa puerta.
Rogaba a Dios que él no tuviera mucho que decirle, así no se perdía en el movimiento se boca y terminara todo como su último encuentro.

Bebió un trago al tequila y se sentó en el sillón, para intentar relajarse. Mientras volvía a repasar una y otra vez lo que iba a decirle.
Y de pronto cayo en cuenta, que su casa su terreno, ya no era tan seguro. Porque él sabía que estaban solos.

Un toque a la puerta la hizo parar de seco. Y de pronto noto que ya no estaba nerviosa.

Abrió la puerta y ahí estaba el. Serio como siempre, pero encantador.
-Hola Lucerina
- Manuelito, pasa.
-Cómo estás? –Dijeron al unísono. Se miraron y sonrieron.

Manuel entro, y ella cerró la puerta detrás de ella y se lo quedo mirando. Y de pronto comprendió, que tenía ganas de todo menos de hablar.
Pero como buena anfitriona que era, le pregunto si quería beber algo.
-Por ahora no, estoy bien. Tenemos que hablar. –Le dijo. Y ella asintió.

Lentamente se acercó al sofá y se sentó y espero... Espero a que el comenzara hacerle todo tipo de preguntas.
Porque en ese preciso momento, todo el discurso que se había aprendido en su cabeza, no recordaba ni como comenzaba.

Manuel la miraba y se derretía, no podía creer lo perfecta que era. Estaban frente a frente en silencio, y mirándose como lo hacían cuando estaban casados.
En escasos segundos, empezó a sentir que le faltaba el aire, que el calor comenzaba a apoderarse de él. Entonces se paró de repente y rodeo el sillon.
- Manuel? Estas bien? – Pregunto Lucero al ver como él se levantó como si algo le quemara.
Ella se también se levantó, para llegar hasta el...
-No por favor Lu... Quédate donde estas- Le suplico.

-Manuel? Que pasa?- pregunto sin entender que estaba pasando. – Me estas preocupando.

Sin importarle la súplica de su ex marido, ella se acercó. El estaba de espalda, intentando tener toda la fuerza de voluntad, para no estrecharla en sus brazos y hacerla suya. Tenían que hablar, aclarar las cosas.

Ella llego junto a él y lo hace girar. Y cuando vio su mirada comprendió lo que estaba pasando.

Y no hubo falta que ninguno de los dijera una sola palabra.

Se fundieron en un beso lento, lleno de sentimientos y en donde las palabras sobraban.

Manuel busco con su lengua abrir aún más la boca de ella. Y Lucero le dio la bienvenida. Sus respiraciones comenzaron acelerase y los besos dejaron ser lentos.

Ella se pegó todo lo que pudo al cuerpo de él. Lo necesitaba y con urgencia.
Manuel no necesito más invitación, para tomarla entre sus brazos y apoyarla en el sofá. Comenzó a dejar un camino de besos por su cuello y ella tiro la cabeza para atrás para darle espacio, mientras de su garganta salían gemidos.

Lucero con manos apresuradas comenzó a desabrocharle la camisa, tenía urgencia de sentir su piel. Apoyo las manos en su pecho, mientras el volvía su boca con desesperación.

La ropa de ambo comenzó hacer un estorbo. Necesitan sentirse.
Le saco la blusa desesperado, y con su mano derecha le agarro el cabello y le tiro la cabeza para atrás, para poder besarla mejor por donde quería, comenzó dándole pequeños besos sobre su cuello, y fue bajando hasta sus pecho que aún tenían el sostén. Se detuvo ahí, con la mano libre lo corrió y volvió a bajar su boca para deleitarse.
-Manuel-Gimió ella.
El levanto la cara y la miro. Amaba verla así de excitada, como sus pupilas se dilataban.
-Acá o en tu habitación?
Ella lo volvió a besar desesperadamente y le dijo en mi habitación.
Subieron con mucha prisa, besándose, tocándose, hasta que chocaron con la cama.

Manuel la dejo lentamente en la cama. Y con la mirada atenta de ella comenzó a quitarse lo que le queda puesto.
Ella también quiso hacer lo mismo, pero él no se lo permitió.
La trajo a la punta de la cama y comenzó a desprenderle el jeans, que se lo saco lentamente.
-Manuel por favor. Imploro a la tortura.
El sonrió y sigo en lo suyo. También se tomó el tiempo para sacarle las bragas.

Cuando la tuvo completamente desnuda, se acercó a su boca. Lucero sentía que se estaba quemando, necesitaba sentirlo, pero él no se lo estaba poniendo fácil.
-Tranquila reina. Vas a disfrutarlo.
Nuevamente comenzó con su camino de besos, por su cuello, y llego a sus pechos, en donde le puso toda la atención que necesitaban. Agarro con su boca un pezón que ya estaban erectos y luego otro. Ella no paraba de gemir y de moverse bajo de él.
Sus besos siguieron bajando, paso su lengua por su ombligo, y lentamente con una mano le separo las piernas, mientras Lucero se removía, y agarraba con fuerzas las sabanas. Su boca iba entregando pequeños besos, en la  cintura, cadera, hasta que se encontró con el centro de su ser.
-Manuel haz... Y no logro continuar la frase, porque justo en ese momento su ex marido se apodero del clítoris, y comenzó a darle placer sin pausa.
Ella pensaba que iba a explotar en cualquier momento. La estaba llevando al punto de la locura, cuando empezó a sentir los primeros espasmos, el volvió a jugar con ella y retiro su boca.
-Aun no reinis. Le dijo, volviendo a su boca. –La noche recién empieza. Ella quiso protestar, pero los besos de él no la dejaron.

Aunque estaba un poco nublada con todo el placer que le estaba dando, pensó que no era la única que debía sufrir aquel cruel ataque.
Con sus manos bajo, hasta encontrar su miembro, que esta tan erecto, que solo le provocaba tenerlo adentro, pero también era justo que el fuera torturado. Cuando lo tomo entre sus manos, Manuel largo un gemido, que lo hizo separar de su boca, entonces ella aprovecho ese movimiento, para terminar encima de él.
Muy lentamente empezó a dejar un camino de besos por su cuerpo, mientras se iba deslizando. Y cuando llego a su objetivo, levanto para cabeza para mirarlo y sonreírle, mientras pasaba su lengua por sus labios, para provocarlo aún más.

Manuel en ese preciso instante supo que estaba perdido. Que iba a tener que poner toda su fuerza de voluntad para no terminar. Estaba tan excitado, que temía que apenas ella apoye su boca iba a explotar. Quiso frenarla pero ella negó con la cabeza.

Muy despacio ella abrió su boca y se llevó su miembro, para darle la mejor atención que podía. Sentía como él se tensaba, sabía que su vecino estaba a punto del colapso, así que siguió jugando, rápido, lento, le pasaba la lengua por todo el largo de su gran miembro.

Y el no aguanto más, la agarro, la tumbo boca arriba, y la penetro con fuerza, y ella gimió de placer.
Él se quedó quieto, mientras ella movía un poco las caderas.
-Lucero para.. – le ordeno él.
-Oh no Manuel, por favor.

Comenzó a moverse muy despacio, mientras la miraba a los ojos.
Pero ella quería más, mucho más. Enredó sus piernas a su cintura, para sentirlo más adentro.

Y esa fue la perdición de ambos, el, la embistió nuevamente con mucha fuerza logrando que ella largara un grito de lo más profundo de su ser.
-Manueeeeel.
Una embestida más y ella exploto en un orgasmo tan fuerte y poderoso que le nublo toda razón.
Cuando la sintió temblar, él también se dejó llevar, y sin darse cuenta de su boca se desprendio..
-Te Amo.

•Eres Inevitable•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora