PARTE XI

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Lucero les dijo a sus hijos que iba a estar en el estudio y que por ningún motivo la molestaran. Tenía muchas cosas que revisar y unas reuniones.

El silencio reinaba en la casa, así que supuso que Manuel se estaría bañando.
Se sentía un poco mal, por sacarle las llaves de la casa de su papa a su hija, pero fue lo único que se le ocurrió para que su ex no la siguiera evadiendo.

Toda intención era esperarlo ahí abajo, pero transcurrido unos 10 minutos, camino rumbo a la habitación.

Al entrar escucho que Manuel aún seguía en la ducha, y aunque su parte de mujer le pedía que entrara a acompañarlo, la razón le pedía un estate quieta.
Y por única vez le hizo caso a la razón. Así que sentó en la cama a esperar a que saliera.

Cerro el grifo, tomo su bata, y se paró frente al espejo para acomodar su pelo.
El teléfono comenzó a sonar, lo busco con la mirada hasta encontrarlo en la mesa que tenía en el baño.

-Hola May.
-Hola Manuel. Estas ocupado?
-Para nada. Como estas?
-Muy bien y tú?
-Tambien.

Todas las terminaciones nerviosas de Lucero se pusieron en alerta, cuando escucho que Manuel hablaba por teléfono con Mayte. En los años que estuvieron juntos jamás había sentido celos por ella.
Pero tenía que reconocer que después de separados, y luego de aquel encuentro que habían tenido un par de años atrás, esa mujer algo le provocaba.
No podía seguir sentada, mientras escuchaba como él se carcajeaba con su amiga de toda la vida.

Respiro profundo para quitar todo lo que sentía y elevo los ojos al cielo, cuando escucho decirle que obviamente ahí iba a estar.
Empezó a caminar por la habitación, preguntándose a donde lo había invitado, y que él pensaba asistir. Inconscientes.

Se asomó a la ventana, murmurando y tan perdida estaba en sus pensamientos que no se percató que Manuel había salido del baño.

Cuando abrió la puerta y vio a Lucero en su habitación, la sorpresa lo invadió. Ella estaba tan ida que no lo escucho y sacudió la cabeza.

-Que haces acá?-la voz de él la trajo a la realidad y se dio vuelta de golpe.
-Manuel me quieres matar?-le contesto con la mano en el pecho. –No te escuche salir.
-Y yo no escuche que llamaras a la puerta.
-Culpable-contesto sonriendo.
-Y bien?-pregunto.
-Ah, eh, necesitamos hablar.
-Si mal no recuerdo ayer... -comenzó a decir el, mientras pasaba a su lado.
-Le pedí un tiempo a Micho- Lo corto ella.

Manuel giro en seco. Ella seguía de espalda y no logro ver la cara entre asombro y alegría que había puesto.

-Lo siento.
-Porque?-pregunto ella mientras giraba para mirarlo. El levanto los hombros.- Manuel...
-Si?- ambos se miraban hipnotizados.
-Con quien hablabas?
-Que?
-Que con quien hablabas recién.
-Con Mayte.
-Mayte-dijo arrastrando la palabra.
-Si Lucero con ella. Porque?
-Por nada.
-Jamás te molesto mi amistad con ella.
-Y no me molesta. –el largo una carcajada.
-Tu cara no dice lo mismo.
-Perdón?
-Dime Lucerina- el empezó a acercase- porque estas acá.
-Ya te dije, tenemos que hablar.
-Ajam. Ya me contaste lo del tiempo, que más- estiro su mano y acaricio su mejilla.
-Manuel por favor –dijo cerrando los ojos.
-Por favor qué?
-Que no sigas.
-Segura?-su mano comenzó a bajar por el cuello.
-Completamente.

Y de golpe ella se sintió vacía, al abrir los ojos vio que Manuel se había alejado. Y su cuerpo grito de impotencia por el abandono de las caricias. Pero si no lograban decirse las cosas con su ex, siempre terminarían enredados en la cama.

-Si me esperabas abajo en unos minutos estaré contigo.
-Me estas echando de la habitación?
-Me voy a vestir Lu.
-Conozco tu cuerpo Manuel.
El giro de golpe y la agarro de la cintura y la apoyo contra la puerta del baño. Lucero comenzó a excitarse y la respiración se le acelero.
-Me sentís?-ella asintió con la cabeza- si seguís un segundo más en esta habitación, te voy hacer el amor y me pediste que pare. Verdad? – volvió asentir.-Entonces hazme el favor...

Lucero se apodero de la boca de Manuel, con un hambre voraz.
En ese momento no le importaba nada, más que sentir a Manuel en su interior.

En pocos segundos ambos estaban desnudos, en la cama entregándose placer.

-No puede ser cierto.
-Manuel, no.

El teléfono de línea no dejaba de sonar. El estiro su mano para llegar a el, y despachar en un segundo al que estaba interrumpiendo aquel sagrado momento con la mujer de su vida.

Lucero que estaba encima, se movía, para que él no tomara la llamada. Bajo su cabeza y comenzó a besarle el cuello.

-Bueno? Mayte?

Apenas escucho ese nombre, Lucero dejo todo lo que estaba haciendo y levanto la cabeza.
Porque Mayte nuevamente llamaba. Si hacía casi una hora habían hablado.
Los celos se apoderaron de ella, y Manuel lo noto, cuando con furia salió de él y comenzó a buscar su ropa.

-Te espero abajo. – le dijo y cerró la puerta con furia.

La mente de Manuel está bloqueada.

A Lucero la primera idea que se le cruzo por la mente fue marcharse a su casa. Pero no le iba dar el gusto a ninguno de los dos.
Iba a esperar a que terminara de hablar con su amiguita, que por lo visto hablaban varias veces en el día, y luego se iba a sentar hablar con él, de una vez por todas.

En minutos comprendió que los celos que sentía por Mayte, eran porque lo que tenían no estaba definido, y como ella llevaba toda una vida enamorada de él, creía que aprovechaba cada momento para metérsele por los ojos.
Pero no estaba dispuesta a dejarle las cosas fáciles.

Y más si existía una posibilidad de que ellos volvieran a estar juntos.

•Eres Inevitable•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora