PARTE II

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Cruzo la puerta de su casa con el corazón desbordados de sentimientos, de los cuales no quería analizar ningún.
Se metió en la cocina tomo un vaso de agua, se apoyó en la mesada y su vista quedo fija en un punto. Paralizada, sentía que el mundo se había detenido.
Intento recordar cómo pasó de estar hablando con Manuel, a estar prendida de su cuello, besándolo desenfrenadamente. Porque no podía hacerse la mensa o culparlo a él, de algo que ella había provocado. El punto era entender porque se dejó llevar. No podía decir que fue el momento, o la situación, porque habían estado solos muchas veces en ambas casas, no iba a negar que varias veces había reprimido sus deseos. Solo sabía que unas horas atrás, la razón se desvaneció e hizo lo que sentía.

Aunque en cierta parte no se arrepentía de lo que había pasado, cuando bajara la adrenalina sabía que la culpa la iba a invadir por completo. También tenía que encontrar la fuerza para enfrentarse a su vecino, lo conocía y estaba segura que él le iba a dar espacio que necesitaba. Pero no iba hacer eterno. Y ella también lo conocía tan bien, que supo en el instante que decidió irse a su casa, Manuel se iba a sentir utilizado y más de la manera que decidió irse, como una cobarde, aprovecho que el entro a darse una ducha, ella salió prácticamente corriendo.

Tomo aire y largo un  suspiro, sacudió la cabeza como si con eso lograra que su mente despejara el enredo que tenía. A lo lejos percato que su celular sonaba, se acercó hasta donde estaba, para contestar la llamada, mientras decidió ir a darse una ducha. La pantalla de su móvil la trajo a la realidad de golpe, sin anestesia. Su novio la estaba llamando.

Manuel decidió meterse en el baño, para darle un poco de espacio a esa mujer que tanto amaba, porque sabía que era un torbellino de confusiones. Habían terminado de amarse por segunda vez en ese día, y esta última había sido demasiado intensa para ambos. La primera vez había sido rápida, con media ropa por quietar, un arrebato de pasión.


Cuando sus respiraciones se habían normalizado, ella se había sentado en la cama apretando las sabanas sobre su pecho, invadiéndola una timidez que no entendía de donde había salido, porque ese hombre conocía cada rincón y pecas de su cuerpo. El observo los movimientos, y comprendió que en ese preciso instante no debía pronuncia palabra. Extendió su brazo, y le dio una pequeña caricia en ese rostro perfecto con rastros de pasión. Una imagen que jamás podría cansarlo. Ella le clavo la mirada y el volvió a perderse. Se enderezo un poco y le dio un pequeño beso en la comisura de su boca.

Luego quietando la sabana que cruzaba su regazo, bajo sus piernas para ponerse de pie. Lucero lo seguía mirando y con sus ojos le hizo la pregunta que de su garganta no podía salir.
- Voy a darme una ducha, no me tardo- la tranquilizo con una sonrisa. Ella asintió, y lo sigo con la mirada hasta que desapareció.

Apenas el agua comenzó a correr, supo que al salir ella yo no estaría ahí. Pero quiso dejar la leve esperanza que eso no iba a suceder. Tardo el tiempo necesario para darle el momento que precisaba.

Al salir y encontrar la habitación completamente vacía, lo invadió la nostalgia. Aunque era consciente de que eso iba a suceder, su gran deseo era encontrarla ahí, donde la había dejado, con su perfecto cuerpo apenas tapado por una sabana, su pelo chino revuelto, y con su cara llena de satisfacción.
Se vistió, camino descalzo hasta la cocina, con la intensión de beber algo fuerte, pero decidió que sea agua. No quería sentirse usado, porque conocía a la mujer con la que acabada de acostarse. Pero su mente le jugaba una mala pasada, corrió ese pensamiento, camino lentamente bebiendo el agua creyendo que mientras la bebida corría por su garganta, esta le quitaría el nudo que tenía atravesado.
Se sentó en el sofá, que hace un par de hora compartió con su ex, y donde se desato la pasión. Se le dibujo una leve sonrisa al recordar como ella lo ataco en un beso hambriento, desesperado y lleno de lujuria.

Lucero había tocado su puerta para hablar sobre sus hijos, la charla de pronto los llevo a la época de casados, y las miles de anécdotas que tenían, y de repente noto que ella ya no lo escuchaba atentamente, su miraba estaba posada en el movimiento de su boca, el disfruto tener ese poder aun sobre ella. Se humedeció el labio superior lentamente con la punta de la lengua, adrede, porque sabía lo que significaba ese pequeño acto no tan inocente.
Ella con la mente completamente nublada, por inercia se abalanzo sobre él y le devoro la boca sin pensarlo.
En qué momento el beso pasó al sexo, aun no lo recordaba bien, pero estaba convencido, que ella también lo había llevado hasta la cama.

Seguía recostado en el sofá reviviendo ese momento, cuando entendió que debían hablar, no en ese momento, pero si más adelante, porque esta vez no iba a permitir esperar a que ella llegara a decirle las palabras nuevamente hirientes como hace 9 años atrás, cuando luego  del divorcio ella le había puesto fin a los encuentros que tenían de vez en cuando.

•Eres Inevitable•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora