PARTE XIV - 2

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Ella vio la sinceridad de ese hombre en su mirada, y todo su temor se desvaneció. Manuel se acerco lentamente hasta su boca y comenzó a besarla con ternura, y despacio la volvió a tumbar. Ella se abrazó a él, y se empezó a dejar llevar por todo lo que sentía.

Las manos de su esposo comenzaron a recorrerle el cuerpo sin prisa, y cada caricia mas la quemaba. El calor se apoderaba en el centro de su ser y su respiración se agitaba. Vio que él se movía un poco y bajaba a su abdomen y sin aviso empezó a sentir como el depositaba pequeños besos, mientras sus manos les daban atención a sus pequeños pechos.
Sus besos seguían bajando y cuando llegue a su centro ella se tenso y cerros sus piernas. El levanto su cara y sonrió por aquel reflejo normal a su falta de experiencia.
Le pido que se relajara y ella asintió y despacio comenzó a abrirles las piernas. Volvió a su labor.

Cuando Lucero sintió la boca de su esposo en lo más íntimo de su cuerpo se aferro a las sabanas, no podía creer el placer que estaba experimentando en ese momento. Manuel la besaba con delicadeza y su lengua esta haciendo la mejor danza que jamás había imaginado, sentía que toda ella se estaba quemando, un calor casi insoportable se adueñó de su cuerpo.

Volvió a tensarse cuando sentido que su esposo metió un dedo en su ser, pero muy despacio comenzó a relajarse porque el no lo movía, seguía con su boca en su lugar danzo con ella.
Cuando Manuel noto que ella volvía a relajarse, lentamente empezó a mover su mano y empezó a notar como ella comenzaba a gozar de aquel acto tan maravilloso.
Jamás había experimentado un sabor tan exquisito, sin dudas su mujer era completamente perfecta.

Lucero involuntariamente comenzó a moverse, la estaba invadiendo el goce, no podía creer que existiera algo tan placentero como aquello.
Manuel por su parte ya no soportaba su excitación, y mas cuando de la boca de su mujer comenzaron a salir gritos de satisfacción.

El dejo a duras penas su trabajo, porque si seguía ahí, iba a terminar todo muy rápido, así que dejo todo para subir hasta la boca de ella y besarla sin restricción.

Los besos eran un arte sus lenguas danzaban de manera erótica mientras sus respiraciones agitadas retumbaban en toda la habitación.

Y fue justo en ese momento, donde la erección de Manuel entro en ella. El cuerpo de Lucero se tenso por completo por aquella invasión, que la hizo abrir sus ojos muy grandes por aquel ataque.

-Tranquila amor. - Le dijo con dulzura.

La comenzó a besar lentamente para que ella se acostumbrara a su miembro, lentamente empezó a sentir que los músculos de ella se relajaban alrededor de él, y supo que era el momento de empezar.

Comenzó a moverse muy lentamente dentro de ella dándose placer ambos. Aquello que estaba experimentando él, jamás le había pasado con otra mujer. Se sentía como en casa.

Lucero no podía creer como el se estaba desviviendo para que su noche de bodas y primera vez fuera tan especial e inolvidable. Cada embestida de Manuel la llevaba a la locura, sentía que todo su cuerpo temblaba con aquello. No podía creer que hacer el amor fuera tan maravilloso. Manuel la estaba amando despacio, sin prisa y su cuerpo no resistía tanta lentitud.

Involuntariamente y sin saber porque elevo sus caderas y al sentir el miembro de su esposo más adentro, un grito de desesperación salió de su garganta.
Su esposo tras aquel acto comenzó a moverse un poco más rápido y ella no podía creer que esos gemidos salieran de ella.

Comenzó a sentir desde el centro de su ser, una sensación rara, como si su cuerpo se desprendiera de ella, no entendía que pasaba, el miedo la empezó a invadir.

Cuando Manuel vio que su mujer se estaba por correr, empezó a embestirla más rápido y profundo.

Manueeeel- dijo ella desesperada.
Déjate ir reina.

Bastaron esas palabras para que Lucero volviera a gritar el nombre de Manuel, mientras se aferraba a su espalda y dejaba que un orgasmo se adueñara de ella.
Cuando el éxtasis se adueño de ella fue la perdición de él, que con voz ronca le dijo que la amaba y exploto dentro de ella.

FIN FLASHBLACK.

Recordar su noche de boda le provoco ganas de salir corriendo hasta la casa de su vecino y pedirle que le haga el amor como solo el sabe hacerlo.

Su corazón se había acelerado, y se sentía excitada. Si necesitaba sentir la piel y las caricias de Manuel, era una necesidad que no podía manejar.

Se paro del sofá y sin dudarlo camino hasta la entrada de su casa.
Recordaba que su exmarido le había dicho que la puerta de su casa iba a estar siempre abierta para cuando ella quisiera volver. Y eso iba a ser. Iba a volver.

Cuando se abrió el elevador, el destino los junto.

-Manuelito -dijo ella sonriendo.

El al escuchar la voz de su vecina se giró.

-May dame un minuto. Lucerito. -contesto Manuel.

•Eres Inevitable•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora