CAPÍTULO SETENTA Y OCHO
Demian
—¿Ella qué?— pregunto incrédulo a la voz del otro lado del teléfono.
—Lleva toda la semana yendo a Seks por las noches, Demian. Solo va, se sienta y se queda ahí un rato y luego hace su camino a casa— me dice Nikolai—, me preocupa.
Me froto el rostro, sabiendo que toda la situación con Lianna se me ha ido de las manos.
—Iré pronto—murmuro—. Solo... mantén un ojo en ella, por favor.
—Ella no está bien—me habla en español—, y por lo que sé, tú tampoco.
—Viktor debería dedicarse al cotilleo—mascullo.
—Fue Andy, no Vik. Estamos preocupados por ti—me dice—. Sé que estás igual de hecho mierda que ella, Demian.
—Solo necesito tiempo, Nik—le digo, tragando el nudo en mi garganta.
Mi amigo se queda callado por un par de minutos.
—Tienes que dejar que ella esté para ti, hermano—dice—, que tu compañera te de consuelo cuando estás mal no te hace débil—luego añade—. A veces hay casos en la seccional de homicidios que son realmente horribles, espantosos. Solía salir de allí y encerrarme en alguna de las habitaciones pero ahora Gemma prácticamente me obliga a salir y hacer otra cosa, no deja que mi propia mente me torture—dice.
—Gemma es diferente— mascullo.
—Sí, porque Gemma lleva siendo sumisa hace cinco años— me gruñe—, y tiene un carácter diferente al de tu muñeca—me dice—. Demian, ambos sabemos que si Andrei o yo le hacemos lo que tú hiciste con Lianna, ella nos cortaría las pollas. Lo sabes— él espera a que yo diga algo pero no lo hago, entonces sigue—, por lo poco que la conozco y por lo mucho que hemos hablado tú y yo, Lianna es más sensible.
—Lo sé.
—Joder, hombre... ha estado toda la maldita semana llorando en la puerta del club, ¿Eso te parece bien?
El nudo en mi garganta se aprieta aún más.
—No.
—Deja de culparte por algo que no puedes controlar, Demian— su voz es mucho más firme—. Somos humanos, después de todo. Ninguno de nosotros es Dios y no controlas la muerte—carraspea—, así que no podrías controlar la muerte de tu padre, hombre, deja de revolcarte en tu miseria, pon toda tu mierda en una maleta y todo el primer vuelo de regreso.
—Nikolai...— me froto el rostro, suspirando—. No sé qué hacer— digo honestamente—, no puedo manejar mi relación con Lianna en este momento—murmuro—. No... no estoy bien y no puedo enfocarme. No quiero darle esta versión de mí.
—Es peor como estás ahora, D— carraspea y luego hay un bache de silencio —. ¿En algún rincón de tu mente, la culpas? ¿Crees que por eso la alejas?
—No, Nikolai. Por Dios, claro que no— me exalto un poco—. Ella... ella lo ayudó, ¿Sabes? Los días que Lianna estuvo aquí, mi padre volvió... fue un atisbo del hombre que dejó de ser cuando murió mamá—sigo.
—¿Entonces? ¿Solo estás siendo terco?
—No quiero lastimarla.
—Le haces más daño estando lejos, idiota—resopla—, y también te estas dañando a ti mismo.
Poco después, corta la llamada. Por un buen rato, me quedo mirando la pared frente a mí y luego, salgo. Ni siquiera busco un abrigo cuando salgo al exterior nevado y me detengo a mirar los recuerdos del día en que Lianna llegó. Nos veo corriendo en la nieve, riendo como idiotas y cayendo en el suelo congelado. Escucho su risa y cierro los ojos, incluso siendo capaz de sentir sus manos alrededor de mí.

ESTÁS LEYENDO
Sinestesia | SEKS #1
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...