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LE DAN AMOR A DEMIAN O KHE

CAPÍTULO VEINTICUATRO

Demian

Las piernas de Lianna siguen alrededor de las mías pero su cuerpo está prácticamente laxo.

Paso mis manos por su espalda, intentando que ella se mantenga de este modo mientras miro por un costado de su cuerpo todo lo que pasa en el club. Marianne está llevando a la sumisa con la que está por hoy hacia las vigas y no mucho después, la chica tiene los brazos por encima de su cabeza, enganchados en una de las cadenas.

La respiración de Lianna es cada vez más pausada pero sé que ella no está dormida. Uno de sus dedos está haciendo patrones en mi piel y creo que eso la mantiene calmada, porque ya lo ha hecho antes, aunque creo que ella no lo notó.

Debo decir que estoy gratamente sorprendido. Lianna puso resistencia, como cualquier persona normal enfrentándose a lo desconocido pero me agradó bastante ver como sus ojos curiosos barrieron el lugar sin salir corriendo. También la situación fue extraña para mí. Nunca traje a una chica, que no haya conocido en una noche del club y eso me puso extrañamente posesivo con Lianna.

El club me libera y yo con ella prometí contenerme, ser paciente pero aquí dentro... es difícil. Quisiera llevarla un poco más allá de lo que me da, presionar solo un poco más sus límites pero aún es muy pronto. Por más que ella y yo estamos teniendo un vínculo bastante agradable si ni siquiera logro que me diga las cosas a mí, mucho menos va a darme la confianza suficiente para poder hacer una escena o dejarme tomar el mando absoluto.

Ambos estamos bastante contenidos. Me está llevando todo mi autocontrol no subir la intensidad de las cosas. Sin embargo, poco a poco estoy logrando romper con toda esa capa vergonzosa y prejuiciosa que tiene la bonita muñeca sobre mis piernas.

—Nena... —uso un tono de voz suave, entonces ella no se sobresalta. Lianna casi siempre entra en un estado parecido a una sesión de hipnosis cuando terminamos y no puedes simplemente gritarle—. ¿Vamos a casa, si?— ella levanta su rostro y me observa por unos segundos. Luce cansada y sé que es porque hemos estado todo el día presionando su resistencia.

Demonios, me llevó toda la tarde lograr que ella admita que quería correrse. Al menos para ese momento ella tenía la cabeza tan turbada que todo lo que vio en el club fue ligero. Eso también lo tengo claro.

—Está bien—su voz finalmente sale y la veo morderse el labio. No la he besado mucho hoy y realmente no sé por qué. Me gusta besarla y a ella le gusta que lo haga, queda claro cada vez que su cuerpo se relaja contra el mío al hacerlo.

Me levanto y ella afloja sus piernas hasta que sus pies tocan el suelo. Acomoda el vestido negro rápidamente, como si nada hubiera pasado y hago una evaluación de los efectos colaterales: mejillas sonrojadas, su labio inferior que sufrió alguna mordedura y... nada más. Hay un leve sudor cubriendo su piel pero no hay pánico en sus ojos ni sus manos tiemblan.

Bien hecho, muñeca. Estás mejorando rápidamente.

Caminamos de regreso a la salida y antes de que lleguemos a la puerta, me saco la chaqueta y la pongo sobre sus hombros. Ella musita un gracias y cuando salimos, logro divisar a la pequeña rubia problemática del club, Gemma.

Cuando abro la puerta y Lianna se desliza dentro del coche, le hablo:

—Vendré en un minuto—ella asiente sin decir mucho y me acerco a la rubia—. Gemma...

—Demian —ella me da una sonrisa leve que no llega a sus ojos.

—¿Has venido sola? ¿Dónde están tus compañeros?—ella, Dante e Iván siempre están juntos pero últimamente la dinámica entre los tres está fallando, Paulette también lo ha notado.

Sinestesia | SEKS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora