Capítulo 19

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Louis había venido a recogernos a ambos, no tuvimos ni que ponernos de acuerdo en a quién llamar. Él apareció enseguida. Su rostro se había inundado de preocupación. Por más que Niall me insistía en que estaba bien, sabía que no era así. Sabía que se estaba haciendo el fuerte por mí. Y se lo agradecía porque, verdaderamente, había terminado sucumbiendo ante la presión del momento. Ante toda la mierda que acabábamos de vivir. Verdaderamente, hubiera podido imaginar muchas reacciones pero nunca semejante brutalidad. Parecían un par de pandilleros de los barrios más bajos. Gente que actúa así de manera corriente. Aunque ellos solo eran un par de niños ricos que jugaban a hacerse los malos cuando alguien les daba en el centro del orgullo.

Habíamos vuelto a los dormitorios. Por primera vez desde que había empezado a concurrir al edificio Costa Sur de manera habitual me habían atrapado, tal vez se debía a que no había hecho el más mínimo esfuerzo por pasar desapercibida. Solo iba abrazando a Niall de la manera más cómoda posible para no apretarle ninguno de los hematomas. No quería soltarlo. No podía soltarlo. Por un momento en mi cabeza se me había cruzado que tal vez no se supieran controlar y que terminaran haciendo algo que no se pudiera arreglar. La simple idea de imaginarme en una realidad en la que no estaba Niall me causaba el más puro y legítimo terror que había sentido jamás. Causaba que, de pronto, un frío horrible me recorriera la sangre y una presión fuerte se arremolinaba en mi pecho. El cuidador había dicho que por esa noche podía quedarme. Quería llamar a los médicos, pero Niall casi se pone en guardia de nuevo para noquearlo en caso de que cogiera el teléfono para hacerlo. Así que Matt, como se llamaba el chico en sus veinticinco que se encargaba de vigilarlos, aceptó y se volvió a ver la televisión con otros dos.

Lo acostamos en la cama y, por más que al principio luchó diciendo que estaba bien, que no tenía sueño, que no estaba cansado, al final terminó desistiendo y se quedó dormido. Por momentos hacía gestos de dolor aún dormido, porque se ponía en una posición que le hacía presión sobre las partes más lastimadas.

- ¿Estás bien?- Me preguntó Louis cuando me convenció de ir a su cuarto un rato para dejar a Niall descansar mejor. Me estaba ofreciendo una botella de agua que no me había dado cuenta cuánto quería hasta que la había abierto y había tomado un sorbo. La idea de qué responder no se me hacía presente de la mejor manera. ¿Estaba bien? Depende de como se mirara. Estaba entera y no me dolían demasiado los golpes ni los dedos marcados que tenía en las muñecas. Estaba bien porque Niall estaba a salvo, durmiendo, conmigo. Pero estar bien de simplemente estar bien... eso no. Negué con la cabeza y entonces empecé a llorar otra vez. Era demasiado con lo que tratar. Era como si, de pronto, fuera demasiado el peso sobre mis hombros y no lo soportara más.

- No aguanto más-. Confesé. Louis se sentó a mi lado en su cama, donde yo ya me encontraba sentada y me abrazó fuerte. El sentir su calor, el estar bien, el estar donde se suponía que tenía que estar, con mi mejor amigo, con alguien que me quería y que velaba por quien era me hizo romper en llanto aún más. Me hizo darme cuenta de todo lo que tenía. De todo lo que podía haber perdido.

- Está bien que llores-. Me apremió para que siguiera haciéndolo. Y lo hice por aproximadamente quince minutos más. Hasta que me quedé en silencio, ya más tranquila. Estaba cansada, tenía sueño. Pero no me podía dormir. Me iba a dormir cuando Niall despertara y viera que estaba bien. Cuando hubiera salido el sol y me sintiera completamente a salvo otra vez. -Él va a estar bien-. Me dijo en un susurro. -Te lo prometo-. Asentí con la cabeza en un gesto de agradecimiento. Él sabía que yo necesitaba escucharlo. Él sabía que necesitaba que alguien me lo dijera y que no fuera solo yo la que lo creyera. O, más que creerlo, la que lo deseaba.

- Gracias-. Respondí.

- Sabes... cuando me llamaste llorando y me dijiste que me necesitábais urgentemente, fue como si, de pronto, se me detuviera el corazón. En serio me alegro demasiado de que estéis bien. Tú y Niall. Vosotros sois lo más parecido a familia que tengo-. Confesó. Una noche, cuando habíamos estado los dos conversando, Louis me había hablado de su familia. Aparentemente estaban todos muy separados y sus padres no eran precisamente muy cuidadosos con él. Ni tampoco le prestaban mucha atención. Me contó que había tenido que conseguir una beca completa él solo y que solo así pudo irse de su casa. Por eso sus palabras solo me volvieron a sensibilizar.

Pide un deseo (Niall Horan y tú) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora