Todavía tenía la sonrisa en mi rostro cuando llegamos al apartamento de Spencer. La tranquilidad que había ahí, por alguna razón me hizo sentirme un poco mejor aún. Estaba probablemente en mi mejor momento desde que había aparecido en el mundo con veinte años. Sabía que debería haberlo hecho antes. Pero todavía había un rastro en el fondo de mi persona donde me sentía un poco culpable por mi otra yo. Ella podría ser una perra, pero era yo misma.
- ¿Qué piensas?- Preguntó Spencer riéndose mientras me vio dejarme caer sobre su cama con ojos ausentes.
- Nada-. No podía contarle todo lo que me había pasado en mi cumpleaños número trece, ni como no era yo. Eso iba a morir conmigo. Y me parecía bien que así fuera. Pero sabía que tenía que explicarle por qué de pronto me había evadido. Solo usé lo primero que se me vino a la cabeza. -Me preguntaba dónde voy a vivir ahora. Probablemente le pida a Niall un sitio hasta que tramite mi propio dormitorio-. Niall no se iba a quejar de que fuera a vivir con él. Probablemente se pusiera algo cariñoso todas las noches y yo no me iba a poder controlar. Sería una buena vida. Pero también sabía que era un espacio pequeño y que los dos teníamos responsabilidades que es difícil concentrarse para llevar a cabo cuando hay alguien revoloteando al lado constantemente.
- Sé que no es como quedarse con Niall, pero te puedes quedar aquí conmigo. De hecho, están subiendo el alquiler así que, si quieres, podemos compartir gastos y te mudas aquí de manera permanente-. Esa idea sonaba bien. Vivir con Spencer probablemente fuera paz absoluta, así que no iba a tener que preocuparme por cómo nos llevábamos ni mucho menos. No sería como estar con las Beta, donde pensaba cada movimiento para que no se enfadaran, ni me empezaran a hacer un interrogatorio de por qué hacía eso o aquello. Además, Spencer trabajaba, así que tendría espacio libre para mí por la tarde, para estudiar y hacer mis deberes.
- Creo que voy a aceptar la propuesta-. Reí levantándome a abrazarla, ella enseguida entendió así que caminó hasta mí también y con una risita me devolvió el abrazo. -Gracias Spence-. Ese gracias significaba más que un simple gracias. Ese gracias era mi manera de pedir perdón, de decirle que le debía más de lo que ella se imaginaba y que si ella no estuviera ahí probablemente estaría bastante perdida.
- De nada-. Aseguró restándole importancia al hecho de que, en mi opinión, ella estaba haciendo demasiado por mí -Además, vas a necesitar ropa por un tiempo. A menos que se ponga de moda el carbón-. Qué horror. Toda mi ropa. Lo que más me dolía, sin embargo, era imaginarme la pobre capa de ozono recibiendo los gases liberados por las lentejuelas derretidas. Todo en esa pila de ropa tenía lentejuelas. Algo que jamás de los jamases me había gustado.
- Verdad-. Acepté. Aunque igualmente tenía pensado salir a quemar la tarjeta de crédito al día siguiente. Por fin me iba a poder comprar lo que me gustaba de ropa. Otra razón más para estar emocionada y contenta.
- Me parece que te suena el teléfono-. Sí. Debía ser Niall. Me había olvidado de avisarle qué había pasado en la casa de las Beta. Debía estar enloqueciendo con la idea en su cabeza de que Hanna Marin me había tirado a una zanja mientras el resto me golpeaban con zapatos de tacón de aguja. Mientras tanto, confabulaban ideas de cómo destruir la vida de los demás. Algo normal en el mundo de la peor fraternidad de mujeres. Peor es el sinónimo de mejor en este caso. Extraño.
- Perdón, perdón, perdón. Sé que me olvidé de llamar-. Me disculpé al atender sin siquiera mirar la pantalla. No tenía que hacerlo. Del otro lado sentí como liberaban aire que habían tenido contenido por un largo rato. Eso me hizo sonreír bastante. Eso significaba que él se preocupaba por mí. Y eso me derretía el corazón.
- Debería estar enfadado-. Pero no lo estaba. Lo sabía. Él no se podía enfadar conmigo. Lo sabía perfectamente, porque yo no me podía enfadar con él. No importaba lo que fuera que hiciera. Él era mi completa debilidad. -Pero no lo estoy. Cuéntame que ha pasado-. Solté una risita. Lo cual era completamente estúpido considerando que después de eso tenía que relatarle como toda mi ropa había sido alimento de una fogata y como estaba casi en situación de calle, sino fuera porque Spencer me había ofrecido su apartamento.
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Pide un deseo (Niall Horan y tú) TERMINADA
Fiksi Penggemar¿Puede, una vela de cumpleaños, cambiar tu vida por completo? ESTA NOVELA NO ES MÍA, ES UNA ADAPTACIÓN DE LA NOVELA "VIENNA" DE UNA CHICA ARGENTINA LLAMADA LUCILLE.