Capítulo 20| Preparativos para un desastre inminente

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Jueves 24 de Diciembre, 11:36 A.M (Doce horas veinticuatro minutos para la misión: PAGHADLPYDEF)

Nota: si crees que el nombre de la misión esta en chino, vuelve al principio del especial "whatsapp" :)

E L I Z A.

— Bueno, ya.

— Oh, vamos Lio. Te necesito. — le rogué.

— No, Liz. Ya estoy cansado y estar en contacto con... esto me incomoda y lo sabes. — sus ojos azules me dieron una mirada firme.

— Ay no seas llorón, si su textura es suave. Mira.

Tomé la tela de la camisa con la intención de rozar la piel de su rostro con ella. Pero el huraño se alejó de mí toque como si le quemara.

— No. Estoy harto. Quiero irme a casa. — demandó cruzándose de brazos.

Resoplé reprimiendo las ganas de gruñir por frustración cuando se comportaba mucho peor que un niño chiquito.

Estábamos haciendo las compras "navideñas" para mi familia en el único centro comercial del pueblo. Lo que en realidad era una "especie" de pantalla para cubrir que los chicos estaban decorando la casa para darle una sorpresiva fiesta navideña a nuestro grinch cumpleañero.

Cuando supe que Lío cumplía años en navidad y que justamente todos los Tridente (incluyendo a Kalev mil nombres) jamás habían tenido fiesta de navidad por que... pues, su padre no era fan de festejar el cumpleaños de su tío, me pareció algo en verdad injusto. Más allá del festejo religioso, era una fecha única y divertida que me había brindado algunos de mis mejores recuerdos de la infancia. Y no sólo lo digo por los regalos... okey, en gran parte era por ellos pero, ¡Hey! ¿A quien no le gustan los regalos? Tendría que ser un alma fría y muy antisocial para no gustar... oh, cierto que Lío los aborrece. Bueno, pero ya es bien sabido lo antipático que puede ser un demonio de dos milenios a veces.

Cómo sea.

No quería que los chicos se perdieran de una cena ligeramente elegante, llena de platos típicos y tradicionales, anécdotas familiares divertidas, ponche, sidra, postres, helado y el brindis a las doce. ¿Y ya dije abarrotar de comida hasta que ya no quepa más en nuestros regordetes estómagos?

Se muy bien que al ser demonios su apetito es en verdad voraz «cof* Vidian cof*» y aunque prepare toneladas de comida seguramente apenas si queden satisfechos, pero estaba dispuesta a darles una fiesta de navidad/ cumpleaños digna. Lo que, sin duda alguna, era mucho mejor idea que meterme dentro de una torta gigante, ¿Verdad que sí?

Bueno, sea como quiera que vaya a salir intentaré tener una navidad digna con los Tridente y su duque mascota. De lo único que estaba segura era de que estaba dispuesta a dar todo y lo bueno es que no estaba sola en todo esto ya que, después de todo... ¿Para qué están los dramáticos amigos amantes de la navidad si no lo usas? Je.

De repente, el bufido de Vidian me hizo volver al presente.

— Niñito llorón. — dijo desde el sofá de la tienda de ropa comiendo un helado gigantesco que le compré justo después de las hamburguesas, algodones de azúcar, pasteles, postres, innumerables cantidades de dulces y una larga capa roja de superhéroe.

Está última me la venía pidiendo desde que vió al Doc Strange en Infinity War. Le había alucinado tanto la idea de tener una capa que responda a un nombre y se moviera a voluntad que, dado por el hecho de que es el único de sus hermanos que aún no puede manipular muy bien la magia y hacer aparecer un objeto de la nada, no le quedó otra que esperar a que le compre una. Luego de haberme rogado por días enteros, finalmente ese día pude comprarle su tan añorada "Capi" (como la había bautizado) como un regalo de navidad adelantado. Desde que se la había dado nada ni nadie pudo despegarla de él, por lo que correteaba por todos lados blandiendo a Capi, pues le había obligado/rogado a Lío a qué se la hechizara para donde quiera que esté la capa siempre actuara como si una suave brisa dramática la removiera sutilmente.

Lo que nos pasó por tontos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora