Capítulo 17| La improvisación

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"EL BULLYING HACE LA UNIÓN, Y A SU VEZ ESTA, HACE A LA FUERZA"

E L I Z A.

Abrace mi almohada y me acurruque contra ella un poco más, ¡Por los dioses, olía realmente bien! Y... se sentía demasiado suave.

Entre dormida fruncí el ceño mientras restregaba mi nariz contra ella. Pensamientos vagos de intentar recordar qué tipo de suavizante había usado para las sábanas ocuparon mi mente somnolienta antes de ser interrumpidos por un movimiento brusco debajo de mi. Algo pesado me rodeó la cintura y me volteó, dejándome acorralada entre mi almohada y... ¿La pared?

¿Qué cara...?

Abrí los ojos de golpe.

En lugar de encontrarme con la familiar vista a la ventana al lado de mi cama, me encontré con un torso desnudo en primer plano. Me despabile por completo. Habría que ser idiota para no darse cuenta a quien le pertenecía por la presencia de tatuajes adornando su pálida piel.

Estaba demasiado inclinado hacia mí, casi aplastandome. Tenía un brazo debajo de mi cabeza mientras que el otro rodeaba mi cintura y me acercaba de lleno a su pecho de manera firme. Nuestras piernas estaban enredadas entre sí, con la suya por encima de todas manteniéndome quieta.

Estaba atrapada. Atrapada entre el torso desnudo de un príncipe del infierno y el respaldo del sofá.

— ¿L-Lio? — tartamudeé entre susurros.

— ¿Mmm? — ronroneó.

— Me estás aplastando.— dije con voz entrecortada.

Pero él pareció entender "Por favor, aplastame más" Porqué me acercó aún más a su pecho, dejando nuestros cuerpos sin separación alguna. Completamente pegados y en contacto. Y cuando digo todo, me refiero a en verdad todo.

Calor latente invadió mi cuerpo y tiñó de un rojo incandescente mis mejillas.

Me quedé completamente inmóvil. No sabiendo exactamente qué se procedía en estos casos.

Posiblemente googlearia: ¿Cómo hacer cuando un príncipe demonio te tiene atrapada entre sus brazos mientras duerme como un oso invernando? Pero, desgraciadamente, no tenía mi teléfono a mano y en serio dudaba que existieran esas clases de tutoriales.

Gritarle no era una opción viable, no si quería llevar una vida tranquila sin Vadrik y Kalev molestándome con Lío a cada segundo.

Resoplé. En ese momento Lío se removió, provocando que la tela de mi pijama se subiera un poco más de la cuenta dando pase libre para que su mano y la piel de mi abdomen entren en contacto estrechó.

Contuve la respiración. Pensándolo bien, de algo hay que morir, ¿cierto?

Lentamente y con cuidado, levanté la mirada. Me encontré con un rostro en verdad relajado y pacífico, muy distinto a la expresión mortal y de entero fastidio que usualmente llevaba. Por primera vez noté lo largas que eran sus pestañas que llegaban hasta tocar apenas las pequeñas y casi imperceptibles pecas que adornaban sus pómulos. Sus labios estaban entreabiertos levemente, dejando escapar a cada tanto un leve suspiro.

Me di cuenta demasiado tarde que había estirado mi mano hacia ellos cuando sentí la aterciopelada piel de sus labios con las yemas de mis dedos. Estaba completamente cautivada. Su belleza era sublime, lucía como una obra de arte creada para hacerte perder cualquier uso de razón y desear unirte a él en su oscuridad para toda la eternidad.

Luego de un momento, los músculos de Lío se tensaron a mi alrededor, su entrecejo se frunció levemente hasta que finalmente sus párpados se entreabrieron. Primero comenzó a observar su alrededor, cuando finalmente se dio cuenta de dónde estaba, de manera muy lenta y casi miedosa, su mirada recayó en mí y en mi tonta mano aún acariciando su rostro.

Lo que nos pasó por tontos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora