Capitulo 7| Panqueques

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Dedicado a mi hermosa y malpensada editora: PauSosa5 (ʃƪ^3^)

"UN CUPCAKE  ROTO,  UN DRAGÓN BIEN HIDRATADO Y PANQUEQUES"

E L I Z A.

El pánico empezó a recorrer mi cuerpo cuando el agua comenzó a filtrarse dentro del traje. Intenté desesperadamente sacarmelo pero era imposible, se había pegado a mi como un guante de látex sin mencionar que sentía que pesaba más de diez toneladas. No había caso, moriría ahogada dentro de esta apestosa y vieja cosa.

En medio del pánico apenas si noté que alguien estaba rompiendo a Candy con fuerza sobrehumana en mil pedazos. Cuando al fin logró liberarme, sentí como manos firmes rodearon mi cintura antes de salir hacia la superficie. Di una gran bocanada de aire mientras mi salvador me acercaba a su pecho, sosteniéndome. En silencio lo agradecí, pues la maldita piscina era tan profunda que mis pies no alcanzaban a tocar el fondo. Mis ojos quedaron a la altura del tatuaje color escarlata en forma de cadena que trazaba un camino que comenzaba en el punto medio de sus clavículas hasta llegar a sus hombros, lo reconocí inmediatamente, pues lo había visto esta misma mañana. Fijé mi vista en él y posé mis manos sobre sus hombros. Me quedé quieta, en un intento de recuperarme de la vista momentánea de mi muerte inminente dentro de Candy.

— Hay que hacer algo con esa mala suerte tuya. — susurró Lío. Estaba tan consternada que no noté que su rostro estaba bastante cerca hasta que sentí como su cálido aliento formaba una suave brisa contra mi coronilla.

— ¿Estás bien? — preguntó.

Aún temblando, asentí.

— S-si. ¿T-tu e-estas...b-bien?— tartamudeé.

Pensé que comenzaría a reclamar mi incompetencia y culparme por hacerlo meterse a la piscina. Jamás esperé que me salvará y actuara de forma calmada.

— Yo no fui el que se cayó a la piscina y casi muere ahogado dentro de un pan gigante. — no lo estaba viendo a la cara, pero sabía que estaba sonriendo, dejando a la vista esos colmillos filosos y blanquecinos.

— Cupcake. — le corregí.

— ¿Qué? — sus brazos se tensaron a mí al rededor.

— Es un cupcake, no un pan. — susurré.

Finalmente me digne a levantar la mirada de sus tatuajes y verlo a la cara. Me congelé al notar que me estaba mirando a través de sus pestañas mojadas. No estaba segura si era el reflejo del sol o el agua de la piscina, pero esos exóticos ojos azules estaban brillando más que nunca. Y me parecieron hermosos.

Momento. ¿Por qué me estaba mirando así? ¿Por qué aún estábamos así de cerca? ¿Por qué no me estaba gritando o gruñendo? ¡¿Qué está pasando?!

Tenía que romper este extraño momento, pero, no tenía las fuerzas o la voluntad de hacerlo. Por primera vez me sentía cómoda con Lío y no quería perder este agradable sentimiento.

Lío entre abrió sus labios, y me dio la extraña sensación de que estaba a punto de decirme algún secreto, por la posición íntima en la que nos encontrábamos pero luego de un momento, pareció pensárselo mejor y cerró su boca abruptamente. Apartó sus ojos de los míos y alejo su cuerpo de mi. Dejando solamente su mano derecha sosteniendo mi cintura.

— Será mejor que salgamos. He leído que los humanos se enferman si están mucho tiempo en el agua.

(...)

Lo que nos pasó por tontos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora