Capitulo 11| Bomba de sentimientos

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"¿MAS SENSIBLE QUE VADRIK? ESO NO EXIS..."

E L I Z A.

Calma Eliza, mantén la bendita calma.

Este era uno de esos momentos dónde no podía permitirme sucumbir a mis hormonas e instintos primitivos. Debía actuar de manera seria y responsable, por más que por dentro mis órganos se hubiesen derretido al escuchar la risa de Lío Tridente.

Su ronca, sabrosa y sexy risa me tomó desprevenida, pero eso no era ninguna excusa para olvidarme del tema principal: El idiota me había hechizado.

— Ya deja de divagar. ¿Qué es lo que me hiciste? — le exigí.

— Dame un momento. — pidió haciendo una seña de manos. Inspiró profundamente y exhaló desinflando su pecho oculto debajo de esa camiseta gris. Vaya milagro, es que esté usando una.

De pronto su actitud cambió y se tornó seria. Alcé una ceja en su dirección. Vaya bipolaridad, heredada de su padre evidentemente.

— Acabo de hacerte un escudo de protección para tu mente y alma. — dijo simplemente, como si la explicación del dos más dos era súper compleja comparado a lo que acababa de decir.

Fruncí el ceño y lo miré con desconfianza.

— ¿Mi... mente?

— ¿Por qué crees que actúas con tanta naturalidad frente a la muerte y sus demonios?

La verdad era... que no lo había pensado ni por un solo segundo. Simplemente asumí que me había terminado de convertir en una potencial paciente fija del psiquiátrico.

— Oí perfectamente cuando Vadrik dijo que tenías que hechizarme otra vez. ¿Cuántas veces lo hiciste? — pregunté enojada.

¿Cómo es que se atrevieron a hechizarme sin mi consentimiento? Sentía como mi capacidad de decisión había sido violada y no me gustaba en lo absoluto.

Lío se removió incómodo.

— Bueno, la primera vez no fui yo sino mi padre. Él sabía perfectamente que la primera visita al Averno puede ser traumatizante para los humanos, así que le puso un escudo a tu mente. Y la segunda vez, es está. — aplanó sus labios y me dió una mini sonrisa incómoda. — El ataque de los brujos, y el ver tantas muertes hizo que colapses y necesites reanudar el hechizo el cual funciona como placebo para ti.

— En resumidas cuentas, este hechizo que me hicieron sin mi consentimiento... — gruñi. Contuve mis ganas de pegarle y suspiré. — ...evita que me vuelva la loca vieja de los gatos. — concluí.

El me miró detenidamente por un momento y asintió aunque no muy convencido.

— Eh, si. Sea lo que signifique ser la loca de los gatos. Pero no solo protege tu mente, sino tu alma de...

— ¿Nunca has visto Los Simpsons? — lo interrumpí sin poder evitarlo.

Me miró por un momento nuevamente, antes de negar con la cabeza. Resople con frustración, a veces olvidaba que estaba tratando con un chico de dos mil años que tenía menos cultura televisiva que mi abuelita.

Estaba a punto de decirle que teníamos que ver urgentemente una maratón de la familia amarilla cuando Lío me tomó sorpresivamente de los hombros, obligándome a enfrentarlo.

— Liz.... Eliza, escúchame. — sus resplandecientes ojos azules reclamaron atención. — Aún estás aturdida por el hechizo, así que prométeme tu silencio hasta que yo terminé de explicártelo todo. ¿Puedes?

Lo que nos pasó por tontos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora