Capítulo 10| Hechizos

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"LICUADOFOBIA, JUGO DE NARANJA Y LOS CALZONES DE MORFEO"

L I O.

— Oye, con cuidado hermano. Esto ya parece una escena del crimen. — dijo Vadrik escondido detrás de la barra de la cocina.

— Reclámame cuando no le tengas miedo a una tonta licuadora. — gruñi.

— Lo que yo tengo es algo avalado científicamente y se denomina Licuadofobia. — exclamó.

Ya, si claro. Y yo era un dulce y tierno chico explorador cuyo pasatiempo favorito es ayudar a las abuelitas a cruzar la calle.

— Llorón. — me brulé.

— ¡No soy un llorón! ¡Esa cosa hace un ruido espantoso! — se defendió.

Rodé los ojos, fastidiado.

— Lo estás haciendo mal. — me acusó Vidian, acomodándose las gafas protectoras.

¿Por qué el tenía puesto un equipo protector mientras que yo, que era el que estaba haciendo el trabajo sucio, solo tenía puesto el estúpido delantal de bichos amarillos de Eliza?

— Agh, hazlo tú si eres tan listo. — bufé perdiendo la poca paciencia que tenía.

— Es increíble que Eliza no se haya despertado aún con todo el alboroto que hacen para preparar un simple jugo de naranja. — dijo Lita entrando a la cocina.

Suspiré e Inhale profundamente. Acción que era inútil, yo no necesitaba respirar. Pero estaba intentando imitar lo que hacía Eliza para mantener la calma y no gritarles a mis hermanos cuando llenaban el piso de sangre o Bambi le traía un brazo mutilado para que ella se lo lanzara como si fuera un palo.

Después de un momento, parecía estar funcionando. Tuve un pequeño momento de lucidez donde no quería matar a mis hermanos, pero eso duró mucho menos que el intento de Vadrik de ser jugador de football.

— ¿Qué hace este botón?

Yo era un demonio superior muy veloz y ágil. Podía matar a cientos en tan solo segundos. Pero por estúpido que suene, no fui lo demasiado rápido como para detener el desastre que estaba por provocar mi hermano.

Vidian prendió la licuadora sin colocarle la tapa. Lo que provocó que toda la cocina quedará empapada de Vitamina C.

— ¡Vidian! ¿Por qué hiciste eso? — exclamó Vadrik.

— ¡Lo siento, tenía curiosidad! — se excusó el niño.

Mantén la calma Lío. Mantén la puta calma.

— ¡Mis bebés! — gritó de pronto Vadrik.

Desapareció detrás de la mesada y reapareció frente al horno.

— Mierda. Mierda. Mierda. — repitió sacando la fuente caliente que tenía una masa amorfa y espantosa que según él, eran panes.

— Eh, ¿Vadrik? Los guant..— intentó recordarle Vidian, pero ya era tarde. El muy tonto ya tenía sus manos desnudas sosteniendo una fuente a témperatura de más de 180 °c.

Mi hermano no estaba muy acostumbrado a los receptores nerviosos de la piel humana. En nuestra verdadera forma la única manera donde podíamos recibir siquiera algún rasguño era por medio de armas especiales, cuchillas de cierto metal. (No les diré cuál, tal vez le pasen el dato a Eliza y ella le sacará provecho)

— ¡Mierrdaaa! — soltó de imprevisto la fuente y esta se estrelló contra el piso.

— ¿Es la única maldición que sabes decir? — alcé una ceja.

Lo que nos pasó por tontos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora