Recuerdo aquel día, aquellas horas, las veces que me buscabas con la mirada y las veces que nos perdimos como si nadie nos viera. Recuerdo las veces que fui tu fanática número uno, porque intentaba hacerte sentir valioso, quería que tus miedos jamás te asustasen. Te recuerdo a ti.
Eso que me unía a ti eran los nudos en la garganta que me impedían decirte todo lo que dolías. Debí de confesarte más y guardarme menos, de abrazar tus pedazos sin importarme si los míos te rompían, debí de sostenerte cuando tu no pudiste sostenernos. Debí, vida mía, debí y no lo hice. El miedo siempre me frenó.
¿Recuerdas la vez que te busqué porque tenía miedo de perderte? Estando fuera de tu salón de clases me dejaste con las palabras al aire y el corazón en caída libre.
Te escogí sobre todas las cosas, incluso sobre mí.
''No hay nadie más'' decías aun estando frente a quien ya le pertenecías, que descaro el tuyo; sabes que no es metáfora, es literal.
¿Cómo podía sentirme una perdedora cuando te ganaba? Querías cuidar mis días, así que destruiste mis noches. Te llevaste mi paz, mi tiempo, mi salud, mi calma, mi estabilidad, pero ''no se pierde nada con intentarlo''.
Quizás te alejaste porque fui todo lo que tú eras conmigo y eso fue lo que no te gustó.
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A ratos, tú.
PoesíaNo es que se me hayan cruzado los cables, es que te me has cruzado tú.