A ratos, tú.

Un lirio por cada delirio.

Apareciste con la magia en tus cielos
y los trucos escondidos debajo de la manga.

Me salvabas en pesadillas, pero te veía entre delirios.
Eras más que la cordura de mis líos,
era más que tu flor, tu rosa o tu lirio.

Te nombré rey sin necesidad de una corona
y fui la reina de tu tablero.

Más tarde que pronto mis pesadillas
fueron mito y mis mitos fantasías,
las mismas fantasías que olvidé al estar contigo.

No necesitaba dormir
porque contigo ya soñaba.