A ratos, tú.

Vuelve.

Lo bueno tarda en llegar y nosotros no tardamos en llegar e irnos, no éramos la buena y es lo que me costó entender.

Sólo debías de decirme que conmigo no y evitarte mil segundos de mentiras y mucha saliva. No era yo, nunca podría ser yo, no fui yo.

Dijiste que tenías miedo a una coraza más rota que completa y que tenías temor a que todo ocurriese de nuevo, vida mía, tú repetiste lo que te hicieron conmigo. En menos de dos meses nos reemplazaste y creí que lo merecía.

Ya que te creías Superman en mis cielos, debiste de borrar la primera sílaba de la palabra imposible y volvernos posible.

Fingí que no dolía, que no arañaba y no mataba. No quería que me vieras hecha trizas por el polvo de tus huellas.

Busca mis huellas y yo encontraré tus pasos, te esperaba más que mi ansiedad en las noches.