Tus miradas fijas con sonrisas llenas de nostalgia intentaban decirme todo lo que yo jamás estuve lista para escuchar.
¿Recuerdas aquellas tardes en dónde me pedías abrazarte un poco más? Tus abrazos siempre le pedían un poco de tiempo al Padre Tiempo. A ratos, me odié por no abrazarte unas horas de más.
Me quitaste las armas y las ganas de luchar, me dejaste medio vida para dispararme desde la distancia en la que siempre debimos de estar. Debiste detenerte.
No serás más la causa de mis desordenes ni yo seré más el trastorno de tu mente, no seré más el lío de tu vida y tus miradas descafeinadas ya no colearán mi camino lleno de caos, he encontrado todo el oro que te regalé. Cambié de opinión, si la reencarnación existe, espero no conocerte de nuevo.
Sabías lo que nos pasaría, me quitaste la vida y me echaste la culpa. En esta vida ya no escucharé más tus latidos acelerados como los míos y estoy bien. Te esperé.
Nos fuimos sin adiós ni despedida, eras lo que decían y lo que no creí, eras la razón de mucho y yo la justificación de tu desequilibrio. Ya no seguiré tus huellas, las mías son más lindas.
Una disculpa por escribirte tanto, no te sientas halagado, no merecías todo esto, pero, tenía que liberarme del peso innecesario si quería volar con mis alas nuevas.
Que bonito es respirar sin sangrar, ya no te quiero más. Te has olvidado de mí y me toca a mí hacerlo. Me despedí de ti muchas tardes, pero en ninguna de ellas supe decirte adiós. Te dejo ir porque mi cielo es mío y mis mares ya no tienen tormentos.
Adiós.
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A ratos, tú.
ŞiirNo es que se me hayan cruzado los cables, es que te me has cruzado tú.