27- CAPÍTULO FINAL

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Juliana Pov.

Eran casi las dos de la mañana cuando desperté y no sentí a Valentina a mi lado. Me había quedado dormida por casi una hora, pero el no sentir su presencia me hizo despertar.

Salí de la cama y fui hasta el baño para ver si estaba allí, luego iba a salir de la habitación pero me detuve al ver una nota sobre la mesita de luz.

Me senté al borde de la cama y tomé el papel, el cual decía lo siguiente:

"Perdón, amor, pero yo no puedo seguir arriesgando tu vida y la de los demás. Por eso será mejor que yo acabe con todo esto de una vez por todas, porque no creo que esta bestia pueda aguantar siete días sin ir a cazar a alguien.

Te amo con toda mi alma, chiquita, y siempre te voy a amar. Por favor nunca lo olvides"

Sequé las lágrimas, las cuales habían empezado a salir desde que empecé a leer esa nota, me puse de pie y luego empecé a vestirme.

—ni creas que voy a dejar que hagas esto, Valentina. No pienso perderte— dije mientras me colocaba la ropa

Al terminar de vestirme preparé una mochila con algunas cosas que iba a necesitar, para luego salir de la habitación y dirigirme rápidamente hacia el primer piso.

Me quedé pasmada al ver que el candelabro no estaba. Agarré mi chaqueta y salí corriendo de la casa.

—¡maldición!— exclamé poniendo mis manos sobre mi cabeza, al no ver mi coche. Alparecer Valentina se lo había llevado. Así que, tomé mi celular y llamé a mi tío para que fuera por mí, y de paso llevara algunas cosas que íbamos a necesitar.

Él así lo hizo, en menos de quince minutos ya estaba pasando a recogerme.
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—... ¿Ya me puedes explicar para que vamos hacia el bosque a estas horas, y por qué me pediste que trajera todo esto?— me preguntó él mientras conducía. Estaba muy confundido con todo lo que estaba pasando

—ya lo sabrás. Ahora conduce lo más rápido que puedas, por favor— le dije mirando hacía el frente y pensando en Valentina

—tiene que ver con Valentina, ¿verdad?. Tu coche y ella no están

—tío, por favor

Lo miré de forma seria, dándole indicio de que no continuara con las preguntas y que condujera más rápido.

—bueno, está bien, ya— él asintió y aceleró

Durante todo el camino mi mente solo reflejaba a Valentina; yo no podía parar de pensar en ella y en lo que estaba intentando querer hacer para salvarme.

Pero lo que ella no sabía era que, en vez de salvarme estaba intentando matarme junto con ella.

Por suerte el bosque no quedaba muy lejos, porque en verdad la ansiedad y la angustia me estaban atormentando, ya que faltaba poco para las tres de la mañana, la hora exacta en la que debería empezar el ritual.

—bueno, llegamos— dijo mi tío estacionándose

Yo salí rápidamente del coche. Él salió y abrió la cajuela.

—¿trajiste todo lo que te pedí?— le pregunté mientras él tomaba el bolso

—sí, aquí está todo, hija— me dijo cerrando la cajuela

—entonces vamos

Rápidamente caminé hacia la entrada de aquel bosque, miré hacia la luna y ésta estaba casi saliendo de entre las nubes.

EL Candelabro De Oro| CONCLUIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora