6- AL MISMO INFIERNO (2)

2.2K 310 63
                                    

.
.
.
.
.
.

Juliana Pov.

Caímos sobre la cama, ella encima de mí, me guió hasta el espaldar de ésta, yo quedando sentada y ella arrodillada. Abrió mis piernas, yo tenía una minifalda así que no tuvo mucho inconveniente para meter una de sus manos entre mis piernas y echar a un lado mi tanga, gemí al sentir sus dedos acariciar mi clítoris.

Me besaba con lujuria y placer, dos de sus dedos fueron entrando suavemente en mi vagina, yo estaba muy mojada, en realidad estaba que estallaba de placer. Ella por igual, creo que aún más que yo. Me sorprendí un poco cuando con su mano libre me agarró por el cuello, mentiría si dijera que no me gustó, porque me encantó bastante; me miraba a los ojos mientras entraba y salía rápidamente de mí, yo arquee un poco mi espalda al sentir sus largos dedos hacer eso. Sus ojos empezaron a tornarse rojos, parecían lava que salía de un volcán. Valentina era muy dominante, me encantaba como me hacia el amor, nadie nunca había podido dominarme como ella lo hacía; su mirada se veía hermosa, parecía que el mismo infierno estaba dentro de ella, y yo no quería salir de él.

—si este es el infierno... Entonces vale la pena estar en él— susurré mirándola fijamente a los ojos. Ella sonrió y luego me besó

Por suerte mi madre no estaba en casa, porque iba a ser muy difícil que no se diera cuenta de todo lo que estaba pasando en esa habitación, ya que entre mis gemidos y el sonido de mi cama eran ruidos suficiente para que eso pasara.

—¡Demonios, Val! ¡Haa!— gemí fuerte al sentir el fuerte orgasmo que recorrió todo mi cuerpo. Ella sacó lentamente sus dedos de mi vagina y luego los lamió,  para así probar de mi sabor, luego me besó fuerte.

Soltó mi cuello y lentamente bajó sus manos hasta mis pechos, las metió por adentro de mi fina blusa, la cual no tardó mucho en quitármela bruscamente, para después empezar a devorar mis senos. Algo que me volvió completamente loca de placer.

—¡Dios, Valentina, me vas a matar de tanto placer!— susurré muy excitada mientras ella me quitaba la minifalda y la tanga, logrando dejarme totalmente desnuda

Me agarró por el rostro y me dio un intenso beso, mordiendo un poco mi labio inferior.

—esto apenas empieza, chiquita— me dijo con mucha seriedad, y dándome penetrante y ardiente mirada, antes de ella girarme rápidamente y poderme de espalda a ella.

En realidad Valentina tenía mucha fuerza, no tenía idea de donde sacaba tanta fuerza si ni siquiera su cuerpo lo aparentaba.

No esperó mucho y empezó a besar mi espalda, la cual ya estaba totalmente sana, acarició un poco la misma y luego despacio me inclinó hacia abajo, haciendo que me acostara boca abajo. Rápidamente me di cuenta de la posición que mi castaña buscaba, así que no lo pensé mucho y le entregué mi culo sin ningún pudor, gemí cuando sentí que pasó su lengua sobre él. Luego empezó a hacerme el mejor sexo oral de toda mi puta vida.

—Aahh— di un fuerte gemido al sentir sus uñas clavarse en espalda, era doloroso pero a la vez excitante. Sí, lo sé, soy un poco masoquista, pero era imposible no gustarme todas las cosas ricas que me hacía sentir mi morrita.
.
.
.

Después de varias horas de sexo apasionado, mimos y de mucho amor... Sí, me estaba enamorando de Valentina y creo que ella también de mí. Después de esas horas nos quedamos rendidas durmiendo. Yo desperté al sentir una pequeña molestia en mi espalda, mi cuello y mis brazos. Me levanté y fui al baño para verme al espejo.

—¡mierda!— exclamé en voz baja mientras veía mi cuello todo rasgado. Miré mis brazos y también estaban igual, me volteé para tratar de ver mi espalda y pude ver algunas marcas similares— ¿cómo mierda puede rasguñar de esa manera?, ni siquiera tiene las uñas largas. ¿Será un gato?— Murmuré mientras veía las marcas

En realidad no tenía idea de cómo Valentina podía hacer unas marcas tan profundas, y a la vez tan excitantes, eso me hacía pensar muchas cosas, no muy comunes. Pero aún así me encantaba, y me importaba una mierda el dolor o las heridas que podían causar. Si Valentina era el diablo, no me importaría que me llevara al mismo infierno.

Al salir del baño me quedé parada en la puerta, observando aquella hermosa musa que dormía completamente desnuda; me quedé mirando fijamente el hermoso candelabro dorado que tenía en la parte inferior de su espalda, me moría de ganas por preguntarle por qué tenía tatuado el candelabro que adornaba la sala de su casa     "¿será una tradición?, ¿una promesa?" pensé y me llené de dudas, aunque no me importaba lo que fuera. Yo quería a Valentina, la quería tal y como era, y su pasado no me importaba.

Después de observarla por unos minutos, volví a la cama y empecé a besar aquel tatuaje tan llamativo. Ella se movió al sentir mis besos, escuché su tierna risa mientras despertaba.

—Juls... Me haces cosquillas— dijo en medio de su ricita. Yo fui recorriendo lentamente su espalda con tiernos besos, hasta llegar a su cuello

—¿te da cosquillas?, ¿ah?— le susurré abrazándola por la cintura— yo quiero darte más que cosquillas. Quiero darte placer— le dije mientras besaba su cuello

Me subí sobre ella, le di un tierno beso en los labios y luego la miré fijamente a los ojos, se podía ver perfectamente su rostro. Pude observar que el ojo que siempre trataba de cubrir era rojo, tal y como se le habían puesto los dos anteriormente.

—¿es por eso que cubres una parte de tu rostro?— le pregunté y ella asintió con la cabeza— creo que no deberías hacerlo, te ves hermosa— le dije antes de darle un beso en los labios. Ella sonrió

Con tiernos besos empecé a bajar lentamente por su pecho, ombligo, abdomen y pelvis, besando cada uno de éstos hasta llegar a su centro y pasar mi lengua en él. Ella gimió al sentir mi húmeda lengua rosar su clítoris. Sin hacerla esperar mucho me tomé el atrevimiento de empezar a poseer cada parte de su intimidad, y continuar con aquello que había empezado...
.
.
.
.
.
.
***********************************

PERDÓN POR PERDERME, PERO ME CAGARON MIS MINI-VACACIONES 😢😢... PERO PROMETO COMPENSARLO, MUY PRONTO 😊💧😘😰🎉😉

EL Candelabro De Oro| CONCLUIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora