23- CONFUSIÓN

1.2K 240 50
                                    

.
.
.
.
.
.
.

—... ¿Juliana? ¿Qué haces aquí?— dijo Fernanda sorprendida al abrir la puerta y ver a la morena frente a ella, con la lluvia corriendo por su rostro y  una mirada muy penetrante

—¿puedo pasar?, necesito hablar con alguien. Te necesito, Fer

Fernanda estaba totalmente impactada, sin creer que realmente Juliana estaba diciéndole eso.

—por... Por supuesto, Juli. Entra— le pidió amablemente. Juliana entró— estás empapada— dijo ayudándola a sacarse la chaqueta de lluvia que llevaba puesta

—¿estás sola?— le preguntó Juliana mirando todo a su alrededor

—casi siempre lo estoy. Ya sabes como es mi papá, nunca tiene tiempo para mí— dijo la morena mientras colgaba la chaqueta de Juliana— vente, vamos al sofá para que te calientes un poquito

—espera, Fer— Juliana la agarró por el ante brazo. La chica la miraba un poco confundida, ya que la mirada y actitud de Juliana estaban muy extrañas

—¿qué... Qué pasó?— le preguntó con confusión. Juliana la abrazó y ella se sorprendió aún más

—te necesito, Fer. Te extraño mucho, quiero que volvamos a ser las mismas de antes— dijo en medio del abrazo

—no entiendo nada, Juli. Pero si necesitas a alguien sabes que aquí estoy para ti— Fernanda también la abrazaba

—lo sé, preciosa— dijo rompiendo el abrazo y secando un poco de lágrimas que tenía en sus mejillas— es por eso que estoy aquí, eres la única en quien puedo confiar

—entonces te sientas por aquí...— dijo caminando hacia el sofá. Juliana la siguió— y yo iré por algo calienta. ¿Quieres un té?, ¿o café?

—si tienes un vino o tequila creo que, sería mejor— dijo Juls mientras se sentaba

Fernanda sonrió al escucharla decir eso.

—bien, iré por un vino— dijo la chica muy alegre, antes de ir por la bebida

Pocos minutos después regresó Fernanda con dos copas y un fino vino, lo abrió y sirvió para las dos.

—aquí tienes— dijo pasándole la copa a Juliana. Ella la tomó y le sonrió con seducción

—gracias— dijo antes de tomar de la copa— no quiero parecer abusiva, Fer, pero... Bueno, es que— titubeó la morena

—¿qué?. Dime, no tengas pena. Sabes que me puedes pedir lo que sea— le dijo al verla un poco tímida

—es que, he estado toda la noche dando vueltas en el coche, y... Tengo mucha hambre. ¿Crees que tengas algún aperitivo?— Fernanda sonrió— algo ligero, no importa

—no sé porque te da pena pedirme algo de comer. Antes sólo ibas a la cocina y te preparabas lo que querías

—es que, aún siento vergüenza de como te traté en el funeral de los chicos. Creo que debí escucharte— dijo agachando su cabeza. Fernanda le acarició el hombro

—tranquila, Juli. Yo siempre tuve la fe de que algún día abrirías los ojos—Juliana la miró y le sonrió mientras le acariciaba la mano que estaba sobre su hombro— iré por tu aperitivo— dijo yendo a la cocina. Luego se detuvo y se dio la vuelta— O, si quieres vienes y comes lo que quieras

—un sándwich estaría bien, no te preocupes

—sí, pero estaría bien que lo prepares a tu gusto— la chica insistía

EL Candelabro De Oro| CONCLUIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora