C A P Í T U L O 12

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First no sabía qué hacer. Estaba entre la espada y la pared. Fluke y el habían hablado sobre que, en algún momento, Nanon iba a querer huir, teniendo como única salida una petición para cambiar de dormitorio. La diferencia estaba en que no sólo estaba eso, sino que la abuela de Chimon, quien significaba todo para su mejor amigo, estaba perdiendo su batalla. Y sabía que Chimon quería ir cuanto antes.

Pidió al chofer que no detuviera el auto, simplemente llegarían y pedirían comida en el lugar favorito de Chimon y después llegarían al aeropuerto más cercano, pues en ese mismo momento iba a comprar dos boletos de avión que las llevasen a donde su abuela. Advirtió a Fluke y le pidió que, si Nanon se iba a ir, al menos le ahorrara otra herida a Chimon y lo hiciera en ese mismo día o a la tarde siguiente.

Chimon estaba paralizado. Era como si no hubiese vida en su interior. Sus ojos no reflejaban vida. Una semana. En una semana Chimon había perdido su alma frente a su mejor amigo. Era extraño, doloroso incluso, verlo de esa manera: pasar de ser el mandon, ocurrente, estresante y divertido mejor amigo que le solía hacer bromas pesadas hasta hacerle gritar de risa. First hizo una cara de pena y tomó la mano de Chimon, mostrándole apoyo de alguna manera. Chimon por fin reaccionó, volteó para ver a First con los ojos completamente cristalizados, su labio inferior tiritaba, haciéndole saber que en cualquier momento iba a explotar. First tiró de la mano para abrazarlo, y Chimon perdió el control.

–Vamos a ####, Mon. –musitó– Iremos a #### y podrás estar con Ploy, Prigkhing y la abuela... –le habló suavemente, acariciando la espalda del pelinegro. Y Chimon no podía estar más seguro de que First era el mejor amigo del jodido universo. No podía hablar, así que simplemente lo abrazó aún más fuerte.

First sabía que el viaje iba a durar al menos tres horas más. Y el viaje de regreso iba a ser aún más jodido, pues tendrían que volver al día siguiente por la tarde si querían llegar a dormir al campus. Tendría que preparar algo bueno para Fluke cuando regresara.

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–Entiendo que quieras cambiarte de dormitorio, Nanon, pero aún es muy temprano para decidir este tipo de cosas. ¿No crees que deberías al menos intentar llevarte bien con tu compañero? –preguntaba la mujer.

–Es sólo que no me siento a gusto con él. –mintió. La mujer asintió con la cabeza.

–Te propongo algo, Nanon –habló, colocando sus manos en el escritorio–: te daré tres semanas en otro dormitorio, y si quieres intentarlo de nuevo, podrás regresar a tu dormitorio original. ¿Te parece bien?

Nanon asintió, sonriente.

–Bien. Te asignaré un nuevo dormitorio con un nuevo compañero –dijo, volteando hacia el monitor, tecleando con sus dedos. Un papel salió de la impresora y se lo tendió–. Dormitorio 205, es exactamente el mismo edificio, se encuentra en el piso dos en el cuarto cinco. No estoy segura de sí tenga un baño compartido como tu anterior dormitorio.

–Muchas gracias. –dijo el chico, tomando el papel. La mujer sacó unas llaves y se las entregó. Nanon salió de la oficina, y en eso, la mujer en la oficina recibió una llamada.

–Me debes una, Frank. –advirtió la mujer al chico del otro lado de la línea.

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Media hora antes de abordar, First decidió llamar a Fluke para explicarle de manera rápida lo que estaba sucediendo. Estaba algo nervioso, pues ni siquiera se había despedido, por obvias razones. Simplemente se habían dado los buenos días y ya está, no se verían hasta la noche siguiente para dormir o el lunes para despertar. El mayor contestó la llamada con dulzura.

Almas gemelas~NaMon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora