Con aquellas palabras, Chimon sintió como si hubiese vuelto a la vida. Su corazón comenzó a latir realmente rápido y no pudo evitar sonreír ante tal gesto por parte del mayor. Al notar la sonrisa del chico, Nanon decidió soltarlo. Incrédulo, no pudo evitar preguntar:
- ¿De verdad quieres que me quede, Chimon?
Y para su sorpresa, Nanon asintió tan rápido como pudo. Chimon reacomodó sus cosas y se sentó junto al mayor, quien le sonrió ligeramente como gesto de gratitud. Tomó su celular y comenzó a escribir un mensaje para explicarle a Fluke lo que había sucedido. Chimon puso la primera cosa que encontró en la televisión y volteó para vigilar al mayor.
-¿Pasa algo? -preguntó al ver los evidentes nervios que Nanon tenía; sus manos no dejaban de jugar entre sí y el frío sudor ya las estaba haciendo brillar. El mayor abrió la boca para hablar, pero la cerró de inmediato y negó con la cabeza- Puedes confiar en mí, Nanon.
-Chimon... yo... -habló, dudando en cada palabra que decía. Chimon acarició la mano del chico con su pulgar, ayudándolo a seguir- no quiero que te ilusiones, ¿sí?
Chimon inclinó la cabeza. Nanon lo había devuelto a la vida tan rápido como lo había vuelto a matar con aquella confesión. No sabía qué contestar, ¿cómo era posible no hacerse ilusiones? Comenzaba a odiar sólo asentir, y comenzaba a odiar a Nanon por no tenerle confianza, pero no lo culparía. Pensó por algunos segundos lo que debía responder, cuidando cada palabra que diría.
-Dudo que no ilusionarme sea posible, Nanon -admitió-. Pero crearé recuerdos contigo, y si algo falla, al menos me quedará eso. -habló honestamente, dedicándole una sonrisa débil.
Y es que siempre le quedaba sólo eso: los recuerdos.
Eso sucedió con Pluem y Fiat. Ambos habían sido una gran experiencia, pero también una pequeña tortura. En especial Pluem. Pluem se había encargado de moldear a Chimon a su favor. Por mucho tiempo, Chimon se sintió atraído por el joven, pues los primeros días de su pequeña amistad, Chimon se dedicó a ser un gran apoyo para el mayor; un segundo mejor amigo. Y cada que él y First hablaban al respecto del tema, aún no les quedaba muy claro cómo fue que Pluem pasó de ser el dulce e inocente adolescente que habían conocido, a un niño caprichoso, manipulador e incluso perverso.
Y aún con esa forma de ser, Chimon había caído por él. Chimon habría dado todo porque Pluem le diese una oportunidad. Al final, por su propia seguridad, First hizo todo lo que pudo por alejarle de aquella situación, Chimon se había enojado tanto con él, pero después de algunos días de mucho sufrir, se dio cuenta de que era lo mejor para él.
Pero la manera en la que se sintió por aquel chico no era ni uno en un millón a lo que sentía por Nanon, por obvias razones. Con Nanon fue amor a primera vista y eso lo tenía muy claro. Por Nanon daría la vida.
Había momentos en las horas que pasaron juntos en las que desearía jamás haber mencionado algo al respecto, pues le hablaba mucho más cuando no tenía idea alguna. Y, aunque extrañaba eso, el saber que tenía una oportunidad de iniciar algo con el chico, hacía que todo valiera la pena. Al caer del todo la noche y hacerse evidente la oscuridad, Chimon sintió la cabeza del mayor añadir peso a su hombro.
-¿Nanon? -preguntó en voz baja.
No hubo respuesta.
Dejó caer un poco su propia cabeza sobre el mayor, sintiendo de nuevo su tacto. Acomodó las almohadas, acostó a Nanon y comenzó a arroparlo. Rio ante la imagen frente a el: en esa habitación se estaba haciendo costumbre dormir en camas ajenas. Encendió el flash de su móvil para luego sacar una caja de debajo de su cama, la sacudió un poco y sacó su contenido: una lámpara de noche. Con cuidado, la puso sobre su escritorio, justo al lado de la cama, para así iluminar un poco el rostro de Nanon. Sigilosamente se dirigió al otro lado de la habitación, en el mismo lugar en el que había dormido la noche anterior, se acomodó de manera que pudiera ver el rostro de Nanon al otro lado de la habitación y prosiguió a dormir.
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Almas gemelas~NaMon
Fanfic♡; 𝐍𝐚𝐌𝐨𝐧. 𝑪𝒉𝒊𝒎𝒐𝒏 𝒚 𝑵𝒂𝒏𝒐𝒏 𝒔𝒐𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂𝒔 𝒈𝒆𝒎𝒆𝒍𝒂𝒔. Cuando Chimon era pequeño, se abuela solía contarle su historia favorita: la de las almas gemelas. Hoy, Chimon no solo compartía habitación con Nanon, sino también algunas c...