C A P Í T U L O 10

289 33 0
                                    

No había manera de parar. Chimon había perdido trance en el tiempo que había transcurrido y comenzaba, de alguna manera, a preocuparse. Su boca moviéndose a ritmo con la de Nanon, había tanta desesperación en ese beso que era casi imposible detenerlos. Chimon no quería detenerse, pero su corazón le decía que lo hiciese: quería a Nanon, lo quería más que a nada en el universo, pero no lo quería de esa manera. Sentía rastro de alcohol gracias al sabor de sus besos y eso, de alguna manera, le dolía, pues era la única forma en la que el chico tenía valor para hacer algo sin huir.

Las manos de Nanon paseaban libremente por su cuerpo, haciéndole querer gritar; querer suplicarle que dejara de jugar con el de aquella forma e hiciera lo que tuviese que hacer. Pero eso no iba a pasar. Con un montón de fuerza y dolor, Chimon comenzó a empujar el cuerpo del mayor. Cuando por fin se separaron, sus miradas se cruzaron.

–¿No me quieres? –preguntó el mayor rápidamente. Chimon tragó saliva.

–Tú más que nadie sabes cómo me siento sobre ti –contestó–. Debemos irnos, Nanon.

–No, no tenemos. –afirmó. Tomó al menor de la cadera y lo acercó hacia él.

–Ahora no, Nanon... –pidió.

–Tú me pediste una oportunidad y te la estoy dando. –levantó la voz el mayor.

–¡Porque estás borracho! –dijo aún más fuerte el menor– Y no te quiero así, estés consciente o no, tienes alcohol en tu cuerpo y no será así nuestro primer lo que sea. –explicó, viéndolo a los ojos– Vamos a salir, iremos al campus y dormirás a mi lado por si algo ocurre.

Salieron del baño tomados de la mano, Chimon buscaba a First por todos lados, ya que sabía perfectamente dónde estaba Ohm. Chimon dirigió a Nanon cerca de las sillas, lo sentó en una de ellas y habló con dulzura a su oreja:

–Quiero que te quedes aquí, iré a buscar a las demás y nos iremos.

Chimon partió en un segundo y se perdió entre la multitud. Nanon observó sus manos, que hace unos minutos recorrían el abdomen de Chimon, ¿qué había hecho? Por primera vez se daba cuenta de lo que había sucedido. Aún y con eso, estaba dispuesto a dormir con Chimon y justamente era eso lo que más odiaba. Algunos minutos después, llegó Chimon junto a First y Fluke, quienes se veían un tanto despeinados. Fluke se pasó al lado Nanon y tomó su brazo. First se sentó, mirando a Fluke con pena.

–¿Qué pasó? –preguntó Fluke en un susurro.

–No quieres saber, Flukie. –respondió, mirando los vasos que se encontraban en la mesa. First hacía algunos movimientos con sus dedos en la pantalla de su celular.

–Está aquí –avisó, Fluke asintió–, ¿vienen?

–Vamos al auto, Nanon. –ofreció First.

–¿Qué hay de Chimon?

–Chimon sabe dónde estaremos. –dijo First, el mayor asintió con su cabeza y se levantaron.

Caminaron hasta el estacionamiento, tomados de la mano debido a los aún presentes efectos del alcohol. First ayudó a Fluke a subir al auto, después a Nanon, quien aún observaba la puerta principal de club para buscar al pelinegro. Hacía ya algo de frío, de tal manera que First pidió que se abriera la cochera para sacar algunas cosas mientras que los mejores amigos hablaban.

–Lo arruiné, Fluke –habló en un susurro, su maquillaje estaba corrido ya ante la ligera brisa y una que otra lágrima que estaba soltando. Fluke lo miró extrañado. Se acomodó y limpió una lágrima de su cara–. Tengo que alejarme de Chimon...

–¿De qué hablas? –preguntó en el mismo volumen.

–Lo besé –musitó, como si lo estuviese explicando para el mismo, Levantó la cabeza y miró a Fluke–. Lo besé, Fluke...

Almas gemelas~NaMon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora