C A P Í T U L O 3

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Chimon acostumbrado despertar temprano todos los domingos para dar una caminata en la fría brisa de la mañana. Se dio una ducha, se puso unos pantalones negros, una camisa blanca con una chaqueta ligera color verde oscuro, tomó una de sus gorras y salió del baño. Observó por un rato a su compañero de cuarto, quien dormía tranquilo en el otro lado de la habitación. Escribió una nota explicándole a Nanon que pasaría la llave del cuarto por debajo de la puerta, para que la buscara allí.

Una vez afuera de la habitación, recorrió el amplio pasillo del piso en el que había estado viviendo por un mes. Cuando recién llegó, apenas había dos personas más que First y el, algunas veces habían coincidido y únicamente se saludaban. Para ese domingo, sólo quedaban dos habitaciones vacías. Bajó al vestíbulo principal y se preparó un té con ayuda del microondas compartido y se sentó en el sofá que apuntaba a una de las puertas principales. Al terminarlo, limpió la taza, la dejó en su lugar e inmediatamente salió.

El campus era realmente hermoso, sobre todo porque era un campus totalmente abierto y específicamente de artes, así que todo estaba lleno de dibujos y garabatos realmente hermosos. Los domingos solía ser un día maravilloso para el campus, pues por las tardes se podía ver gente pintando cuadros o tocando melodías en cualquier parte. A Chimon le gustaba ir a un rincón realmente silencioso: el campus contaba con un lago artificial en una esquina algo escondida. En las horas concurridas, Chimon solía encontrarse máximo a seis o siete personas sentadas o simplemente vagando por el lado, siempre en silencio.

Tomó asiento delante de un árbol y se colocó los audífonos, observando el agua moverse mientras la música sonaba. Cerró los ojos mientras sentía la brisa rozar su cara.

Pasaron al menos cuarenta minutos hasta que sintió a alguien tocar una de sus piernas.

–¿Chimon?

Se quitó los audífonos.

–¿Qué haces aquí a esta hora, First?

–Necesitaba hablar contigo, y supuse que estarías aquí. –dijo, sentándose a su lado.

–Está bien. ¿Qué pasa?

–Besé a Fluke. Me dijo que me quería. ¿Qué va después de eso?

–La boda, First. –dijo el pelinegro, sin estar muy preocupado de lo que le contaba su amigo.

–Chimon, es en serio. Compartiré habitación con Fluke los próximos cuatro años hasta salir de la universidad, no le puedo pedir que sea mi novio, ¿y si terminamos y tengo que compartir habitación con él?

–Ojalá estuviéramos debajo de un manzanero para que te cayera una manzana en la cabeza y te quitara lo idiota. Acabas de descubrir que es tu alma gemela, First, está hecho para ti, y ahora que la tocaste jamás podrás separarte de él ni el de ti. Si quieres que vaya más lento, simplemente invítalo a una cita o algo así. ¡¡Te dijo que te quería, maldita sea!!

–¿A dónde lo puedo llevar? Estamos en la universidad, mañana comienzan las clases.

–¿Por qué no sólo inicias con ver películas o algo así? Luego lo llevas a algún lugar fuera del campus.

El otro pelinegro solo asintió. Por algunos minutos, no hablaron más. La amistad de Chimon y First consistía en la manera en la que se contaban todo a través del silencio y la manera en que Chimon protegía a el mayor desde que se conocieron. Pasaron algunos minutos en los que ambos se dedicaron a simplemente jugar con las piedras que estaban cerca, hasta que First habló de nuevo.

–¿Sigues creyendo que tienes un alma gemela, Chimon?

–No lo sé. Tengo una cicatriz que no estoy seguro de dónde salió, pero tú sabes lo descuidado que era, así que probablemente me la haya hecho sin darme cuenta. Pero cuando buscaba a alguien que tuviera mis cicatrices, jamás la encontré, especialmente la de la oreja.

Almas gemelas~NaMon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora