C A P Í T U L O 8

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Su cuerpo entero hervía en coraje. No sabía qué pasaba, sólo sabía que no le gustaba que Chimon estuviese con aquel chico. Odiaba aún más la razón por la que se sentía así, porque, en el fondo, sabía por qué lo hacía, simplemente no lo aceptaría. La mesa, al igual que los chicos a las que estaba observando, estaba llena de risas. Chasqueó sus dedos, llamando la atención de sus acompañantes.

–¿En qué momento nos convertimos en perros? –cuestionó Drake.

–Wow, Nanon, estás tan rojo que, si estuvieras un poco más feo, podrías ser el diablo en persona. –bromeó Frank.

–¿Y los cuernos? –preguntó el otro chico. Frank llevó su mirada hasta donde Nanon la tenía puesta.

–Creo que la respuesta está ante sus ojos. –contestó, riendo aún más fuerte. Nanon, molesto, rodó sus ojos.

–Cierren la boca, par de idiotas. –dijo, molesto. Frank seguía riendo a carcajadas. Drake levantó ambas cejas.

–Mira, a mí me puedes decir lo que quieras, pero a mi hombre ni lo menciones. –dijo, abrazando a Frank del cuello.

–Frank, no soy tu hom...

–Lo serás, cállate. –se apresuró a decir, sonriéndole.

Nanon aún no entendía la relación que había entre Frank y Drake, apenas llevaban un día de conocerse y parecían llevarse demasiado bien. Pero, de todas formas, ¿quién era el para juzgar? No había pasado ni media semana que había conocido a Chimon y en un minuto lo amaba, y en otro, simplemente quería huir de él. En otros simplemente quería aislarlo de cualquier otro hombre que no fuese él. Justo como en ese momento.

–Bueno, sí, ¿van a ir a pedir o qué van a desayunar? Yo pienso ir a pedir ya. –dijo, sin perder de vista al pelinegro.

–Yo me voy a desayunar a Frank.

–¡¡Drake!! –gritó Frank avergonzado. Pisándole el pie.

-Auch...-Dijo mientras se tocaba el pie golpeado.

–No sé qué voy a hacer con ustedes, de verdad –confesó Nanon, llevándose una mano a la cara–. Ahora vuelvo, iré a pedir mi desayuno. Si se van a comer, espero que sea en otra parte.

Salió de la mesa, dirigiéndose al mismo lugar en el que estaba el pelinegro. Bastó verlo con el chico para sentir ira de nuevo, odiaba que ese tipo de cosas la llenaran de euforia lo suficiente para dejar de un lado todos sus miedos exclusivamente para proteger a Chimon de cualquier otra persona. Al acercarse, otras dos personas se interpusieron entre él y Chimon, siendo uno su mejor amigo, Fluke.

–Hola, ¿qué tal? Soy tu mejor amigo al que le hablas cuando necesitas, pero dejas plantado porque te conseguiste otro amigo. –dijo Fluke, sonriéndole.

–Lo siento,Fluke. –dijo Nanon, observando a Chimon.

–No te perdonaré tan fácil. –dijo, jugando– ¿Quieres decirme qué está pasando? –musitó.

–Ni yo sé qué está pasando, Fluke. –le contestó en el mismo volumen.

–¿Qué tanto miras? –dijo, volteándose– Oh. ¿Tienes celos, Nanon? –rio.

–¿Te quieres morir? –preguntó serio. Fluke rio bajo.

–Voy a tomar eso como un sí. Bueno, ¿te sientas conmigo hoy o ya no soy lo suficiente para ti?

–No eres lo suficiente. Ya tengo mesa, gracias. –contestó, guiñándole un ojo.

–Idiota, ¿con quién me estás engañando? –preguntó en tono de sufrimiento.

Almas gemelas~NaMon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora