Diversos gritillos ansiosos rebotaban fuera de la boca del peli-azul, permaneciendo recostado boca arriba en la amplia y suave cama matrimonial, sus muñecas esposadas sobre su uniforme abdomen y sus piernas abiertas de par en par.
Ante su novia, dentro de aquel fetiche que los unía, Soobin siempre fue el más claro ejemplo de dulzura y sumisión, no había nada en lo que él desobedeciera. Excepto en estimularse a espaldas de su mayor... él era fan de eso.
- noona, permíteme tocarte por favor.
Rogó entre lloriqueos mientras las rosáceas yemas de sus dedos se posaban dócilmente sobre la mano de su dominante, ganando que ella la retirara molesta por su reciente acción.
- uhm...
Derrepente los pequeños ojos del chico comenzaron a picar a causa de la excitación y la acción de su "mami"
En cierta parte él amaba que ella sea dura con él en la cama, pero esa vez fue desde una perspectiva diferente, logrando descolocarlo casi al instante.
Ambas de sus manos volvieron a acercarse a la mano de su novia, tanteando cuánto más podría acercarse sin que ella reaccionara al notarlo.
- quieto, bebé.
Ordenó la más alta.
Finalmente luego de unos segundos su momento había llegado, puesto a que su novia se había distraído jugueteando con su entrada, sin dejar de mover su dorso lenta y tortuosamente alrededor de él.
Movió sus manos con cautela un poco más abajo, posando sus largos dedos sobre la mano de su novia en busca de que la mayor le dedicará un poco de cariño y tomara su mano.
Sin ser el resultado que esperaba, la mayor lo vió molesta y golpeó el foro de su extremidad con un poco de fuerza. Sin lastimarlo.
Sostuvo la cadena que unía ambas esposas y la echó hacía arriba de la cabeza de su chico, que sin quejas mantuvo sus brazos extendidos.
La chica irritada por la Insistencia de Soobin comenzó a frotar en círculos la palma de su mano contra el glande de su miembro, notando como su chico se retorcía en la cama gimiendo alto y agudo.
- mami, ¡para n-no!
Habló el menor, deseando muy en el fondo que ella hiciera caso omiso a sus palabras y siguiera con lo suyo.
La más grande sonrió con satisfacción y continuó con sus movimientos, comenzando a masturbar el tronco.
El orgasmo de Soobin no fue tardío, manchando su abdomen y empapando sus mejillas con sus lágrimas mientras su pecho subía y bajaba con agitación.
- fuiste un gran chico, precioso.
Una risita se escapó de los labios de su novio al oírla, quien tiempo después de recuperarse de su orgasmo de sentó en el borde de la cama levantando las esposas en señal de que quería quitárselas.
La mayor asintió suavemente y pintó un suave piquito en sus rosáceos labios, metiendo la llavecita dentro de la cerradura, liberando así a las presas manos de su menor.
- te amo noona.
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