La nuca de Heeseung ardía, era el típico ardor por estar encorvado todo el día lastimosamente sufría de ello seguido, no sólo por ser demasiado alto, sino por el exceso de trabajo al que se sometía a diario, incluso los Domingos de "descanso". Amaba ser idol y amaba trabajar para hacer felices sus fans, pero no iba a negar que a veces sólo quería desaparecer del ambiente laboral por un largo tiempo. Su mente divagó al recostar su espalda al respaldo de la silla de su oficina, sosteniendo a la vez el área de su lóbulo occipital con sus manos, relajándose un poco mientras pensaba en qué estaría haciendo su novia en esos momentos, teniendo en cuenta de que ese día ella estaba libre.
- uhm, noona.‐ llamó en un tono bajo, como si ella pudiese oírlo a miles de kilómetros. Sus ojos se aguaron un poco por el cúmulo de emociones, se sentía abrumado por sus responsabilidades. Tal y como si ella supiese, la puerta de su oficina fue abierta, dejando ver a una fresca joven cargando dos bolsas de comida en sus manos.- buenas tardes cielo, ¿viste mis mensajes? te traje Tteokbokki.- saludó dejando las bolsas en una de las mesas detrás de él, quién se mantuvo viendo al techo casi sin enterarse de lo que pasaba a sus espaldas.- ¿Seungie? ¿pasa algo? - preguntó preocupada, palpando suavemente el hombro de su novio, sacándolo de su trance al instante.- ¿hm? oh, buenas tardes cariño.‐ sonrió débilmente a su mayor, quien ya sabía desde días antes que algo no andaba bien con su estado de ánimo. - amor, apaga la computadora un momento, debes refrescarte y salir al Sol... o dormir.- habló notando las ojeras que se arqueaban debajo de sus cansados ojos.
Él sólo se limitó a deformar su rostro en una mueca seguida de un mohín. - hmm, come, compré Tteokbokki ¿dijiste que querías comerlo ayer? seguro te animará.- finalizó sacando la comida de las bolsas. Justo cuando iba a servirlo para que Heeseung pueda comer, él la detuvo. Sus ojos estaban sumidos en lágrimas mientras sostenía su mano sobre la de ella casi en un evidente pedido de auxilio. Hyorin lo tomó en sus brazos dejando la comida de lado, el rostro del chico se hundió en el pecho de la más baja, respirando aquel costoso perfume que ella tanto frecuentaba.- noona.- se quejó abrazándola como pudo.- ay bebé, te esfuerzas demasiado ¿cómo vas a cuidar a tus fans si no te cuidas a tí mismo? - regañó ella separándolo de su cuerpo.- ven aquí.
La chica ya se hallaba acariciando el cabello de Seung mientras los dos se esparcían en el sofá.- tengo algo para tí.- él la miró extrañado al momento en que se estiró a tomar otro bolso que no había notado, de allí sacó un biberón personalizado con "Heeseungie" escrito. - ya me tomé el tiempo de calentar un poco la leche.- sonrió tomándolo y recostándolo sobre ella en posición fetal, aún seguía en shock cada vez más convencido de que ella leía su mente ¿cómo lo había descubierto? nunca le había dicho a nadie que deseaba practicar el Ageplay. - ¿puedes tomarlo solito? ¿o prefieres que te ayude? - preguntó ella con ternura, acariciando suavemente las hebras de su cabello.- por favor, ¿me ayudarías, mami? - preguntó ya entrando en el espacio seguro que ella le otorgaba en ese momento.- con gusto.- contestó dedicándole una sonrisa algo atontada por aquel apodo tan dulce. Heeseung recostó su cabeza en el antebrazo de su novia antes de atrapar con sus labios la tetina del biberón, comenzando a succionar con gentileza el blanquecino líquido tibio.
Aquello fue como un deslíz para él, su maltratada mente al fin pudo descansar por unos laargos minutos cerca de su protectora, a quien miraba desde abajo sintiendo sus ojos cada vez más pesados después de haber bebido la leche.- mami.- llamó de manera inconsciente a la vez que estiraba su blusa con cuidado, casi sin tocar la fina y aterciopelada tela. - ¿sí, bebé? - respondió apartando su vista de algún lado de la habitación para verlo a los ojos sin dejar de acariciar los cabellitos que caían a los costados de su rostro. - tengo sueño.‐ le avisó acurrucandose contra ella lo más que pudo, fundiéndose con el aroma de su mami.- entonces ya es hora de dormir, amor.
Hyorin lo levantó como pudo, quitó sus zapatos y lo acomodó encima de su pecho, sintiendo su respiración calmada ir en compás con la suya. Pronto los ojos de Heeseung finalmente se cerraron, pronunciando débilmente un "gracias mami, te amo" .
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
