Si una palabra pudiese describir la situación para aquel dulce chico de cabellos rubios era "tristeza" ¿la razón? su novia lo había dejado hace al menos 15 minutos esperando por ella en su asiento, y todo por quedarse a hablar con un chico algo menor que ambos.
Simplemente podía observarlos conversar animadamente, ver a su pareja sonriendo y riendo a causa de otra persona lo hacía sentir inseguro ¿acaso encontraría a esa persona más entretenida que a él? esa era una pregunta que hacía estremecer a su pequeño corazoncito hasta llevarlo a una profunda tristeza.
- mami...
Susurró inaudiblemente para sí mismo, jugando con sus manos por debajo de la mesa tratando de no romper a llorar del temor que sentía por ser reemplazado por aquel hermoso joven a unos metros de él.
Su sonrisa era perfecta, su piel dorada como el Oro, decorado con cabellos marrones y un fabuloso cuerpo delgadamente fornido y bien cuidado ¿qué lo detenía de conquistar a su pareja? a los ojos de Chan él era perfecto.
Sin notarlo sus ojos se cristalizaron, dejando caer una caliente lágrima que alcanzó a mojar un poco su camisa. Rápidamente llevó el torso de su mano a su rostro y quitó los restos de agua con disimulo, percatando al mejor amigo de la chica.
Aquel apuesto hombre tocó su hombro y escribió algo en su móvil, tratando de distraer al chico para que dejara de lagrimear hasta que la joven regrese.
Así lo hizo minutos después.
Chan la observó de reojo y jugó con los anillos en sus dedos mientras la joven tomaba asiento a su lado nuevamente.
- al fin puedo estar aquí, ese chico no se callaba.
Se quejó con su mejor amigo quién rió y le hizo señas discretas para que se fijara a su lado.
- ¿channie? . . .
Durante el resto del viaje en vehículo Bang Chan se había mantenido mudo, ni una sola palabra pudo salir de sus labios, se sentía terrible; sus manos temblaban momentáneamente.
- bebé... ¿vas a decirme qué sucede?
Cuestionó la mayor estacionando la camioneta a un lado de la carretera céntrica, teniendo la suerte de que sea un lugar tranquilo, allí podrían hablar antes de llegar a casa.
- Christopher.
Habló dirigiéndose a él de manera más impaciente.
- ¿quieres ganarte un castigo por lo que estás haciendo?
Inquirió nuevamente logrando que el australiano rompa en llanto finalmente, la chica se sorprendió ante tal acción, provocando que se acercara a él con cuidado y acariciara sus rubios cabellos con suavidad, siempre en busca de calmar todos esos sentimientos expulsados.
- no me dejes...
Habló finalmente cubriendo su rostro con sus manos, mientras se mantenía descargando todo lo que había guardado durante el tiempo en aquella fiesta.
En ese preciso momento la mayor comprendió todo, el mal humor, la falta de interés después de todo se debió a aquella "charla" con uno de los hijos de su más veterano compañero de trabajo.
Rápidamente tomó a su pequeño entre sus brazos y lo sentó encima de ella pegándolo a su pecho y abrazándolo con fuerza, lamentando cada segundo el hecho de haber dejado que ese chico consumiera tanto tiempo que pudo haber pasado con su novio.
- mi amor, lo siento, en verdad lo siento...
Habló acariciando su espalda de arriba a abajo.
Los sollozos pudieron parar luego de un par de minutos, dejando a un chico completamente destrozado ante su dominante.
- bebé, juro que no fue mi intención hacerte sentir mal... yo enserio lo siento, pero no puedo ser grosera con la gente que rodea a mis compañeros ¿lo sabes, amor?
Preguntó antes de comenzar a besar cortamente todo el rostro de Chan, pasando por sus mejillas, mentón, frente y nariz, acabando fugazmente en sus suaves labios.
- ¿sabes que eres lo más importante para mí? eres la persona que anima mis días y siempre será así, te amo con todo mi corazón... no debes dudar de eso nunca ¿entendido, precioso?
Aclaró la chica esbozando una leve sonrisa hacia el joven, quién hizo lo mismo sorbiendo su naricita mientras se alzaba a abrazar el cuello de la mujer.
Finalmente el viaje a casa fue bueno, sonrisas y amor por todos lados, dejando a un pequeño Chan emocionado por estar tapado hasta el cuello mientras recibía mimos y besos de parte de si novia.
Él amaba esa idea.
Al entrar por la puerta y cerrar y encender u apagar todo nuevamente ambos pasaron en dirección a su cuarto. Minutos después de una ducha caliente de extrema relajación se dirigieron a la cama con los pijamas puestos.
El primero en recostarse fue Chan, seguido de su pareja luego de arroparlo correctamente y quedar a su lado haciendo lo mismo con ella.
Y la parte más esperada del día para el chico comenzó.
Los dedos de su novia se deslizaron por su cabello con cuidado y lentitud, despeinando cada centímetro que llevaba a su paso; Chan cerró sus ojos y destensó su cuerpo dejándose llevar por ella.
Recostó su cabeza en el pecho de su contraria y cayó profundamente dormido sobre ella, susurrando una última frase que quedó incrustada en el corazón de la fémina nuevamente, dejándola dormir sabiendo que nunca dejaría que ese pequeño chico saliera lastimado.
"Buenas noches, noona... te amo."
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