sunoo

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"Sunoo-ah... de nuevo este idiota." Ella sonrió mientras sus amigas empujaban al chico contra la bolsa de balones del gimnasio. "Lárguense." Aquella estudiante de último año ordenó a sus compañeras, mirando al chico pelinegro mientras relamía sus labios divertida por verlo quedarse callado mientras miraba al suelo.

Las chicas salieron del gimnasio, llaveando las puertas para darle más tranquilidad a la líder de la pandilla, ella era la típica chica inteligente y hermosa con un gusto culposo por molestar los estudiantes de años inferiores. "Veamos, la semana pasada te ordené traer dinero, ¿no es así?" Ella comentó caminando alrededor de él mientras miraba la coronilla de su cabeza.

"¿¡No es así!?" La estudiante volvió a preguntar, esta vez más estrictamente, tomando en su puño el cabello del chico, obligándolo a levantar la mirada aún con los lagrimales húmedos y aterrados.

"S-si, noona." Él susurró en sus rodillas, su labio inferior temblaba mientras sentía su elección endurecerse patéticamente dentro de sus pantalones escolares. El puso su mano disimuladamente sobre su bulto, cosa que ella no pasó por alto, pero decidió ignorarlo.

"¿Y? ¿Acaso cumpliste mis deseos?" La chica preguntó apretando el agarre haciéndolo gemir de dolor, "No." Él susurró también, "por favor perdóname, yo... yo no tenia mi mesada lista para noona." Se excusó poniendo su mano en la muñeca de la muchacha buscando que lo suelte.

"Tuve que usar mi propio dinero para pagar mi almuerzo, ¿sabes eso, cariño?" Ella habló apretando los dientes molesta, estirando hacia arriba el cabello de Sunoo, buscando hacerlo sacar su mano de donde estaba. "Quita la mano." Ella ordenó bruscamente.

El pelinegro se negó, casi en una súplica mientras lloriqueaba por el dolor en su cuero cabelludo. "Tsk, maricón." Ella gruñó pateando la mano del chico a un lado, notando su polla dura y triste debajo de sus pantalones. La fémina sonrió socarronamente, soltando una pequeña carcajada que resonó en el amplio gimnasio causando eco.

"¡Por dios, JAJA! ¡Mírate, eres un pervertido, Sunoo-ah!" Ella rió soltando su cabello para poner sus manos en su cintura, Sunoo aún mirándola como un cachorro abandonado, luciendo avergonzado y nervioso. "Lo siento, noona." Él susurró.

La carcajada se volvió un gruñido al oírlo hablar, "cállate mocoso." Ordenó caminando frente a él, lentamente llevó sus zapatos perfectamente pulidos y brillantes hasta la entrepierna del chico, creando presión y fricción allí.

Sunoo tomó su tobillo para detenerla al momento en que soltó un gemido agudo debido a la sorpresa. "N-noona." Él suspiró con sus dedos débilmente rozando los tobillos cubiertos de medias blancas de su superior.

"¿Acaso te dí permiso para tocarme? Manos detrás de la espalda. Ahora." Ella ordenó pisando su entrepierna haciéndolo retorcerse de dolor y placer. Ella sonrió viéndolo tan vulnerable, que, si de por sí Sunoo lo era; verlo de este modo era... excitante.

Pasó un buen rato desde que ella siguió acariciando la entrepierna de Sunoo por encima de sus pantalones, viendo que esa zona comenzaba a transparentar líquido preseminal. "Tan dulce..." ella susurró para si misma, viéndolo morder sus labios para acallar sus gemidos.

"Muy bien Sunoo-ah. Frente al escenario, rápido." Ella ordenó mientras quitaba sus bragas por debajo de su falda, mirando al adorable chico caminando de espaldas hasta quedar frente al borde del escenario. Ella lo rodeó, subiéndose arriba mientras se sentaba frente a él, teniéndolo entre sus piernas, "dime Sunoo, ¿qué deberíamos hacer con ese pequeño pene tuyo?" Ella habló de manera condescendiente, acomodando sus cabellos negros detrás de su oreja.

Él no podía hacer otra cosa que mirar al suelo avergonzado, su mirada vagando por las piernas de la chica de manera tímida. "Quiero estar dentro de noona, por favor." Él susurró casi en un hilo de voz, sintiendo sus cachetes colorearse en un rojo cereza mientras ardían.

Ella se aguantó la sonrisa al levantar la barbilla de Sunoo, obligándolo a mirarla a los ojos. "¿Crees que tu pequeño pene merece eso?¿Por qué crees que debería dejarte hacer tal cosa?" Ella preguntó sintiéndose ligeramente húmeda debido a lo dulce que Sunoo era.

"He sido un buen chico mami." Él habló con voz temblorosa mientras sacaba un papelito arrugado de su bolsillo, poniéndolo en el regazo de la mayor. Ella tomó el papel, abriéndolo para leer su contenido: las respuestas de la prueba de Álgebra del siguiente mes.

Ella sonrió relamiendo sus labios, y acercó al chico para besar sus labios inexpertos, metiendo su lengua sin cuidado en la boca de Sunoo, quien solo podía apretar sus puños sobre los muslos de su ama, sin saber qué hacer.

"Oh, buen chico... así me gusta." Ella suspiró con la respiración entrecortada, "Ah, quita tus pantalones, te ganaste un premio." Comentó separando sus piernas mientras Sunoo bajaba sus pantalones hasta su rodilla torpemente, sin poder quitarlos totalmente.

"Eso es, ahora tómalo y frotalo." Ella comentó tomando su pene para frotarlo suavemente en su coño, haciéndolos suspirar mientras le daba un ejemplo a Sunoo, que pronto hizo lo mismo tembloroso, sonriendo cuando logró hacerla gemir suavemente.

"¿A-así noona?" Él preguntó tímidamente haciéndola asentir, "ahora mételo lentamente, si me lastimas te golpearé." Ella amenazó haciéndolo tragar saliva dudoso de hacerlo, todo iba tan bien que no quería recibir una golpiza ahora.

La operación fue todo un éxito, y el tímido Sunoo era un manojo de gemidos y lloriqueos mientras metía y sacaba sus caderas de las de ella, golpeando con desesperación mientras la abrazaba, enterrando su rostro entre su camisa desprendida, con su pezon en su boca mientras chupaba y mordía.

"¡Mierda! mierda bebé eso es..." ella lloriqueó sosteniéndose de la espalda del chico que se mantenía embestido y lloriqueando, ahogándose en los gemidos de ella y el obseno sonido viscoso de su polla enterándose profundamente en ese coño del que fantaseó ser esclavo.

"¡Ah, Ah, a-ama!¡ama, n-noona!" Él balbuceaba mientras intentaba ir más rápido aunque fuese imposible, su corazón iba a salirse de su pecho mientras empujó el torso de ella sobre su espalda, recostados boca arriba para ver sus tetas rebotando.

Él tomo una entre sus manos, apretando mientras su pelvis chocaba contra el clitoris de ella a cada embestida, el sonido de sus pieles chocando y el gemido retumbante de ella al correrse fueron suficientes para que Sunoo salga y deje caer su semilla en el suelo.

"Oh... ah, ama." Él susurró viendo su líquido blanco en el suelo, mientras otro poco escapaba de su cansada y sensual noona. Sunoo entró en modalidad de aftercare rápidamente, y no pensó dos veces antes de acostarse en el pecho de la estudiante, besando su cuello suavemente.

"Noona... ¿sunoo fue un buen chico para tí?" Él preguntó inocentemente mientras ella volteaba la cabeza a mirarlo, asintiendo relajada. "Marcaste tu semana niño, ahora eres mío." Ella susurró acariciando su cabello negro, haciendo feliz a Sunoo quien besó su cachete abrazándola con apego.

𝗢𝗛, 𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧𝗛𝗘𝗔𝗥𝗧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora