jungkook

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Habían pasado más de dos semanas desde que Hyorin comenzó a recibir miles de cartas y regalos a diario de un desconocido. Cada que abría su casillero, cientos y cientos de obsequios caían al suelo totalmente desordenados.

Una mueca de preocupación saltó en su rostro al leer la última carta que había sido enviada, "por favor, encuentrame en el árbol de cerezos a las 5:00PM", por más cliché que pareciera, eso era normal para ella.
Con curiosidad por saber quien era su fiel admirador se fijó en su reloj de muñeca:
4:59.

Salió casi volando del instituto para llegar al patio, llegando justo en el horario correcto. Allí, un alto chico la esperaba de espaldas, se notaba su timidez por la forma en la que se escondía bajo aquel ramo de flores blancas y diminutas. Con cuidado Hyorin tocó su hombro haciéndolo voltear para verlo mejor.

Jeon Jungkook, chico al que había rechazado hace un par de meses. La sorpresa inundó el rostro de la joven al ver la insistencia del menor.- Jeon, creí haberte dejado claro que no podemos estar juntos.- comentó firme mientras daba lentos pasos, retrocediendo. Al notar que Hyorin lo dejaba, Jungkook no dudó en tomar su brazo atrayendola hacia él.- no te vayas, debes escucharme.- señaló sin dejarla escapar.

Una fuerte contusión la despertó de aquel sueño, su cabeza se había golpeado contra el respaldo de aquella fría y dura silla de madera. Observó a su alrededor, sus manos atadas a los apoya-brazos de la misma, al igual que sus tobillos a las patas frontales. Una tenue luz la alumbraba desde el techo de aquel vacío y sombrío sótano.- ko-kookie.- susurró casi sin fuerzas, así era como él la obligaba a llamarlo.

Eran tantos meses los que estuvo encerrada, que ya había olvidado hasta como era el verdadero nombre de su secuestrador. No podía creer que ese chico tan dulce podría hacer cosas así, nadie se lo hubiese esperado, nadie sospechaba de él, y nunca lo harían.

Pronto, el sonido de unos pasos aproximándose se hicieron notorios. Era él.

Hyorin sentía ganas de llorar, quería llorar, pero la hidratación de su cuerpo era escasa, tanto que su cuerpo no podía soltar ni una sola gota de agua. - noona, ¿me ha llamado? la oí por los monitores... la extrañé tanto.- sonrió con la mueca más radiante del planeta, su rostro era vomitivo, al menos para Hyorin. Lentamente su mano derecha se acercó al rostro de su preciada diosa, como la llamaba él. Acarició su tersa piel por unos segundos, admirando el pánico en sus ojos lagrimosos.- por favor no llores, ¿me extrañó? - preguntó como un niño, pero al no recibir respuesta, bajó la mirada, apartando su mano bruscamente.

- es de malos modales no responder, noona... no quiero hacerte daño, pero me obligas a hacerlo.- habló yendo con calma hacia varias de sus herramientas, tomando un martillo pequeño. - eres la peor.- susurró en el oído de la chica al ponerse detrás de ella. Pasó y la acarició con aquel objeto desde las rodillas hasta el abdomen. Al hacerlo, dejó un suave beso en el cuello de la mayor, logrando que después de tanto tiempo, sus ojos al fin soltaran esas preciadas lágrimas.- kookie.- susurró ella en un inútil intento de que él se calmara.

Jungkook sonrió y golpeó el abdomen de la joven lo más fuerte que pudo, arrancándole un grito horroroso.- ¡TE EXTRAÑÉ! - soltó desesperadamente, sin dejar de sentir los repetidos golpes del muchacho, quien gemía y se divertía viendo el sufrimiento de su preciada joya.

Nuevamente la chica despertó exaltada por culpa de una fuerte luz que pegó directamente a su rostro. Abrió los ojos con una velocidad inhumana, aún con el cuerpo transpirando un tortuoso sudor frío. Y sentándose en la cama de golpe pudo verlo, Jeon Jungkook sostenía una cámara Polaroid mientras la observaba sonriente, rebosante de alegría.- pronto les mostraré estas fotos a nuestros hijos, mi preciosa noona...

Hyorin sabía que este infierno estaba comenzando, pero mejor sabía Jungkook que no se detendría hasta que esa mujer le dijera cuánto lo amaba. Y aunque así fuera, ella nunca lo amaría tanto como él lo hacía.

Cierro este capítulo comentándoles lo importante que es trabajar el autoestima para evitar este tipo de obsesiones, si bien es algo psicológico, sanar el autoestima ayuda a amar sanamente

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Cierro este capítulo comentándoles lo importante que es trabajar el autoestima para evitar este tipo de obsesiones, si bien es algo psicológico, sanar el autoestima ayuda a amar sanamente. Por favor, amense y respetense a sí mismos para amar a los demás ♡

¡muchas gracias por tu idea ChocaitaAchSilvana! 💖

𝗢𝗛, 𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧𝗛𝗘𝗔𝗥𝗧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora