SeokJin amaba tener la cama perfecta y meticulosamente ordenada, detestaba profundamente cualquier tipo de arruga o mancha por diminuta que sea. Aunque eso realmente no le importaba cuando su ex-novia llegaba a visitarlo, sus visitas eran desde una cena romántica organizada por él, hasta tenerlo mordiendo las almohadas con los orbes rodando de placer.
Sus grandes brazos abrazaban desesperadamente la almohada debajo de su pecho mientras mordía la parte superior tratando inútilmente de acallar sus agudos sollozos cada que su chica golpeaba su próstata con aquel largo juguete. Sentía su trasero arder por los golpes, provocados por la mezcla entre la pelvis de ella y las palmas de sus manos estrellándose violentamente contra sus grandes masas.
Ella no mentiría, este chico sí que tenía un trasero delicioso a la vista que provocaba querer marcarlo a su gusto. Escucharlo lloriquear como un pequeño príncipe mimado era lo más estimulante que había probado en su vida, él era elegante y exquisito incluso mientras ella lo tenía sintiéndose como una perra en celo.
Desde ese ángulo, su espalda grande hacia que su cintura se viera diminuta, lo que causó que ella quisiese empujar la pelvis de su chico hacia ella, ganando más profundidad que hizo que aquel príncipe levantara aún más su trasero en busca de más contacto, él realmente quería que ella siguiese follándolo tan bruscamente hasta que se sintiera como un simple objeto sexual.
Jin podría ser un joven elegante que desprende dominio y clase a donde vaya, pero en el fondo, sólo quería una chica que hiciera y deshiciera de él las veces que quiera y como quiera. Amaba sentirse el esclavo sexual de ella, pero más amaba saber que era el único al que ella podría usar de esta manera, él era el único que la complacía y la dejaba deseando por más.
Una pequeña lágrima brotó de su ojo derecho justo en el momento en que sintió su culminación bajar por su adolorido miembro, acompañada de un alarido lastimero que no hizo más que satisfacer a la mujer detrás de él. Oh, ella adoraba oír a su lindo chico satisfecho y feliz.
- siempre horneas los postres más exquisitos, precioso.- sonrió ella acariciando con dulzura los grandes cachetes irritados de su ex-novio. Aunque era obvio que ese delicioso "postre" del que habla no es precisamente una comida.
Jinnie no alcanzó fuerzas para algo más que tomar su mano detrás de su espalda, dando suaves caricias a la chica que tanto lo consintió esa noche. Puede que ellos ya no estén saliendo, pero aún solteros, ella siempre encontraba un momento para darle la escapada que tanto necesita de esa silueta de "buen chico".
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