Capítulo 10: Noé y Noel.

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- Lo lamento.

Dijo Noé parado frente a mí mientras yo esperaba en la puerta de su casa a que llegara Lili.

- Yo no debí haberme puesto celoso de un exnovio que tuviste hace años. Espero que volvamos a ser...

- ¿A ser qué? Noé nunca formalizamos nada.

- Bueno, en eso tienes razón.

- ¿Y si lo intentamos?

Propuse creyendo inocentemente en que me diría que sí, pero el estúpido de mí parecía que no aprendía la lección.

- No me agrada la idea. Ya sabes, por mis padres, ellos no lo saben, y aún... No me siento seguro.

- ¡Ah!

A pesar de que nunca viví realmente lo que era salir del armario lo comprendía, ¡Pobre criatura indecisa! Si supiera que su madre apuesta con su hermana por su orientación sexual no estaría tan preocupado.

- Entonces ¿Qué quieres que seamos?

¡Rayos Noel! ¿Por qué preguntaste eso?

- Lo que teníamos antes, sea el nombre que sea.

Suspiré.

- De acuerdo.

Él se me acercó y nos besamos, de nuevo estaba junto a él... Creo, en esta horrible relación abierta que ni siquiera nombre tenía.

Realmente no me agradaba la idea, me sentía un idiota al aceptarla, ya que anteriormente me había tratado mal y me había dejado de hablar por una estupidez.

- Eres un idiota al aceptar, anteriormente ya te había tratado mal y te había dejado de hablar por una estupidez.

Dijo Lili comiendo helado en mi cama en una de nuestras habituales pijamadas secretas.

- ¡Ay gracias amor, tan linda como siempre!

Dije sarcásticamente.

- Lo sé, y que no se te olvide.

Me guiñó un ojo.

- Es que ¡Ay! ¡Es tan guapo!

- Lo sé, viene de familia.

- No, disculpame mi reina pero ustedes dos no son familia, además tu hermano es ¡Un Dios! ¡Una belleza inigualable! Y tú... Bueno, no eres él.

- Inigualable ¿Eh? ¡Por favor! Es más común que Johny Depp en una película de Tim Burton, el que sea guapo y con tatuajes no lo hace inigualable.

- Sólo estás celosa.

- ¿De qué? ¿De su feminidad? Tal vez, él tiene lo femenino que a mí me debió tocar.

- Yo también quiero que me toque.

- ¿Qué?

- ¿Qué?

Hubo un silencio.

Ambos nos soltamos riendo a carcajadas.

- Por eso te quiero.

Dije... ¿Qué? ¿De dónde salió eso?

- ¿Qué? ¿De dónde salió eso?

Preguntó ella. Parecía que compartíamos la misma neurona.

- ¡Cómo amigos quiero decir!

Me arrojó un cojín.

- ¿Cómo más sería idiota? Me refería a ese lado tierno.

Entre hermanos ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora