Una canción.

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Después del ataque de aquella mujer hacia la mansión de la familia Yaoyorozu, la vigilancia dentro del lugar se vio en un incremento muy considerable. Guardias por todos lados, de día, de noche, madrugada etc. En todo momento en el que alguien fuese se encontraría con una seguridad muy alta.
En la otra mano, la Liga de Villanos logró obtener una gran cantidad de dinero del robo, no era una suma exagerada, pero por lo menos serviría para comprar algunos utensilios que al momento el pecoso desconocía lo que era.
Al día de hoy, han pasado algunas semanas desde aquel accidente o ataque, era de tarde, Deku junto a compañía regresaban de la escuela de la joven azabache, ésta a diferencia de otros días, se notaba más incomoda, presionada e incluso podría decirse que también preocupada. Esto fue notado por el joven quien extrañamente se preguntaba a si mismo el por qué de aquella atmósfera.
Más tarde, al llegar a la mansión, la chica bajó del auto sin por lo menos decir adiós, caminó rápido hasta la puerta de la casa, y desapareció de sus vistas.
El ahora albino también bajó del auto limpiándose el polvo de los hombros, caminó hasta el patio trasero y se dedicó a vigilar esa parte cono usualmente lo hacía.

Izuku: (Pff, esto es muy aburrido, preferiría que el maestro me hubiese mandado a otros trabajos como su mensajero o algo por el estilo) - pensó mientras llegaba al aburrido patio -

Al mismo tiempo que esto ocurría, la pelinegra estaba en su cuarto, sentada en su cama pensando, apretó las sábanas con algunas lágrimas cristalinas en los ojos, los limpió, se puso de pie, finalmente caminó hasta la recámara de su madre quien tocaba en el piano una canción clásica del renacimiento italiano.

Akira: Momo, hija, ¿por qué esa cara? ¿Sucedió algo en la escuela? - preguntó dejando de tocar el instrumento por preocuparse por su única hija -

Momo: No-no es eso - respondió - es sólo que quería hablar contigo sobre un tema que quedó algo incompleto

Akira: Si se trata del ataque que hubo aquí hace algunas semanas, te recomiendo no tocar el tema, no sabemos quien fue.

Momo: No es eso madre - regresó la palabra con algo de nervios - esque... verás, hace tiempo dejamos ina conversación pendiente ustedes y yo sobre mi futuro.

Akira: Hija yo...

Momo: Espera - detuvo el avanzar de las palabras de su progenitora - no quiero que respondas dependiendo de lo que padre haya dicho, quiero que me respondas desde tus propias palabras. Responde, ¿tu me darías permiso de entrar a la UA y así poder lograr mi sueño de ser una heroína profesional?

La mujer se quedó en silencio, la joven esperó pacientemente por una respuesta ya fuese negativa o positiva, la mujer llevó sus manos a su pecho apretándolas para no decir algo que dejase a su hija.
Era una decisión complicada a decir verdad, ella quería que su hija fuese feliz haciendo lo que ella quisiera, pero por la misma razón de amar a su hija, su instinto de madre le decía que negara ese suelo que lentamente acabaría con el bienestar de ella.

Akira: Ho te amo, eres mi hija y sabes que haría cualquier cosa por ti, claro que si por mi fuese te dejaría entrar a esa academia - respondió mirando hacia la ventana -

La azabache sonrió, creyó que escucharía aquella bellas palabras que llevaba esperando desde hace mucho tiempo, pero aquellas esperanzas desaparecieron lentamente al ver la firme y estricta expresión del rostro de la mujer. Algo saldría de su boca, y no le gustaría escuchar eso.

Akira: Sin embargo, eres lo más importante para mi, y quiero tu bienestar, el entrar a esa academia sólo es un instinto suicida, en algún momento algo podría sucederte.

Momo: Yo sé que podría sucederme algo, pero este es mi sueño, esto es lo que quiero, ayudar a otros, no importa lo que sucede conmigo, al final del día, si me sucede algo, podré irme con la satisfacción de saber que hice lo correcto. Por favor madre, quiero tu permiso, quiero hablar con padre y decirle todo lo que pienso.

Aquella Flor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora