Herederos.

696 72 16
                                    

Algo era claro, y ese algo era que alguien estaba tratando de perjudicarlo y detener sus planes y echarlos a perder. La primera persona que llegó a su mente en el momento que miró los vídeos fue Shigaraki, en otras palabras, era la única persona que querría hacerle daño para poder quedarse con el All For One y ser el favorito de su maestro. Aunque había algo que no cuadraba del todo, eso era que si AFO descubría que el peliceleste había hecho trampa definitivamente lo eliminaría, el tipo no era tan tonto como para que se le pasara un dato súper importante, simplemente no tenía sentido que el se arriesgara a sabotearlo.

Este hecho lo llevó a pensar algo más, algo que de ser cierto estaría poniendo en riesgo a la liga de villanos. Quizás había algún traidor, tal vez alguien entre todos estaba con los héroes.

Aquí surgió una vez más aquella pregunta, ¿Quien envió los vídeos?

Aquella tarde pasó rápido, no hicieron más que papeleo y revisar alguna que otra evidencia de otros casos, también el pelinegro le enseñó algunas cosas a su discípulo, cosas sobre pistas e identificar lo tan reciente que era algún asesinato.

Tras haber terminado el día, el pecoso se dirigió al pequeño edificio dónde yacían el resto de trabajadores de la familia. Este fue recibido por Watary y Max quienes eran con los que más tenía contacto, sus charlas no fueron más allá de lo que habían hecho en su semana y algún que otro chiste sin gracia por parte de Max que se reía solo de sus chistes.

Al regresar a su habitación dentro del edificio, logró notar que algunos mechones de su pelo se veían de color verde, esto lo alarmó un poco porque no sabía si alguien lo había visto.

Se bañó, cenó y se lavó los dientes como cualquier otra persona. Llegadas las 10:30 un portal se abrió frente a él por lo que sin dudar ni un segundo sólo entró y fue llevado hasta el bar.

El lugar lucía algo triste, sólo un hombre de traje limpiando algunos vasos y una chica rubia quién jugaba con un cuchillo picando la mesa que se lograba ver entre la separación de sus dedos.

El hombre del traje lo miró de reojo, fue a la hielera y sacó una soda de manzana que puso en la mesa antes de comenzar su conversación.

Kurogiri: Buenas noches.

El chico cortésmente tomó la soda y se sentó en una silla giratoria justo enfrente de la larga mesa, abrió el envase y dio un pequeño sorbo dejando el sabor de la fruta recorrer su boca.

Izuku: Buenas noches, ¿Solamente están ustedes dos aquí?

El hombre dejó el último vaso sobre la mesa para después secarse las manos y sentarse frente al chico.

Kurogiri: Sí, sólo estamos nosotros aquí, pero en unos minutos regresará el jefe, tengo entendido que fue a hacer algo en otra ciudad.

El barman notó algo en el chico, la mirada de color verde opaco ya no formaba parte de su rostro, esta fue remplazada con una mirada con un par de brillos que resaltaban el color esmeralda que los caracterizaba.

Kurogiri: Siento que hay algo que quieres preguntar.

El peliverde levantó una ceja señalando su impresión ante la poderosa percepción del hombre que siempre sabía cuando tenía palabras en sus labios.

Aquel gesto desaprecio y esta vez reflejaba algo más de confusión, como si algo no estuviera claro y como si tuviera dudas en algo en particular.

Izuku: Dime, ¿Dabes algo de Hanahaki?

La rubia dejó de jugar con el objeto y lo clavó con toda su fuerza en la mesa, se cruzó de brazos y cerró los ojos como si quisiera ignorar lo que sucedería.

Aquella Flor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora