El amor llega cuando menos te lo esperas, pero si cuando más lo necesitas.
Camila necesitaba una señal y el destino se la presento.
Lauren aprenderá que la vida tiene otros caminos para ella que no siempre son lo que imagino.
Un encuentro casual...
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POV. LAUREN
Hoy por fin era sábado, así que como cada vez que estoy en New York es un día en el que me permito faltar a la oficina, aunque mis trabajadores vayan por medio día, esa es una ventaja de ser la jefa.
Al abrir los ojos y voltear en la cama me doy cuenta que mi esposa ya no está aquí, supongo que debe de estar en la planta baja.
Me tomo unos minutos para estirarme y algunos los huesos de mi espalda truenan un poco al liberar algo de presión.
Le prometí a Leni que iríamos hoy al cine, por lo que pienso dedicarle tomo mi día y mi princesa.
Retiro mi pijama para ponerme la ropa deportiva e ir al gimnasio de la casa, una vez que entro veo a Emma sobre una caminadora concentrada viendo la pantalla de televisión que está en frente.
—Buenos días. —
La saludo para que sea consciente de mi presencia y no asustarla, ella voltea para sonreír un poco.
—Buenos días, pensé que despertarías mas tarde, pero veo que solo dormiste una hora más. —
—El reloj interno ya lo tengo programado. — comienzo hacer algunos estiramientos de piernas. —No pensé que estuvieras aquí. —
—No soy tan dedicada como tú al ejercicio, pero aun así vengo aquí algunas veces cuando Leni está en la escuela. Aunque solo utilizo la caminadora. —
Me dirijo a su lado para subir a una bicicleta estática solo para calentar y hacer un poco de cardio antes de iniciar con los aparatos.
—Si quieres puedo contratar a un entrenador personal que venga dos veces a la semana. —
—No es necesario, el ejercicio no me quitara años. —
Me dice de forma cortante.
—Si cambias de opinión solo dime...—
No discuto con ella, sé que el tema de nuestra diferencia de edad a veces la saca de sus casillas y tampoco quiero molestarla.
—Puedo hacerlo por mi cuenta sabes, no porque ahora tu dirijas la empresa significa que no puedo disponer de mi dinero. —
—Yo no estoy diciendo eso Emma, solo me ofrecí hacerlo si es que te interesaba. Sé que eres capaz de hacer ese tipo de cosas y más. Intentaba ser amable, pero veo que solo te molesto. —
Ella se queda callada como siempre así que coloco mis audífonos para después darle play a la música.
Sigo en la bicicleta por media hora más y es suficiente para pasar a los aparatos.
Comienzo hacer mi rutina sin hablar con mi esposa para nada.
Después de veinte minutos ella se baja de la caminadora para salir del gimnasio.
