El amor llega cuando menos te lo esperas, pero si cuando más lo necesitas.
Camila necesitaba una señal y el destino se la presento.
Lauren aprenderá que la vida tiene otros caminos para ella que no siempre son lo que imagino.
Un encuentro casual...
Abro los ojos para después ver la hora, son las seis de la mañana, Camila está dormida pegada a mi espalda y puedo sentir su respiración golpeado mi cuello. Poco a poco voy saliendo de entre las sábanas para poder ponerme de pie, estiró un poco mi cuerpo, tomo mi teléfono y salgo de la habitación, paso por las habitaciones de los niños que afortunadamente siguen durmiendo tranquilamente, Benjamin al verme pasar se levanta y me sigue. Los dos bajamos a la primera planta, me preparo una taza con te negro para comenzar a revisar correos que pudiera recibir, contesto algunos prioritario y los demás los coloco para verificar el lunes o que alguien más lo haga por mí.
Al paso de una hora Louis es el primero en levantarse ya que lo veo bajando las escaleras, aún se muestra algo tímido, lo cual es perfectamente normal al estar en un lugar nuevo, espero que con el paso del tiempo pueda adquirir confianza.
—Buenos días capitán.—
Le sonrió al pequeño niño que sigue vestido con su nueva pijama con dibujos de naves de combate.
—Buenos días.—
Baja un poco más y Benjamin se pone de pie, al hacerlo Louis lo ve por primera vez, se queda congelado en su lugar.
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—No le tengas miedo, el es Sir Benjamin Franklin y al igual que tú, Leni, Camila y yo, el es parte de nuestra familia.—
—Es gigante.—
Asiento con la cabeza.
—Esa es una característica de su raza, son conocidos como gran danés, el normalmente se la pasa con Leni, incluso duerme en su habitación.—
—¿Puedo tocarlo?—
Pregunta con un poco de nervios en su voz.
—Claro que si, solo acercate y habla con el.—
Con mi mano le doy la indicación a Benjamin que se mantenga sentado, el solo saca la lengua y mueve un poco su cola por la emoción de conocer a alguien nuevo.
—Hola Sir Benjamin Franklin, eres muy grandote.—
Louis poco a poco se acerca y estira su mano para poder tocarlo, Benjamin obviamente se deja acariciar por el e incluso al final le lame la mano llenándolo de baba.
Los dos comenzamos a reír.
—Sera mejor que te laves las manos capitán, el baño está por ahí.—
