El amor llega cuando menos te lo esperas, pero si cuando más lo necesitas.
Camila necesitaba una señal y el destino se la presento.
Lauren aprenderá que la vida tiene otros caminos para ella que no siempre son lo que imagino.
Un encuentro casual...
Jennie acaba de regresar, se que no fue al baño. Lo más seguro es que fue hablar con Rosé, al parecer la única que no se da cuenta de los sentimientos de Rosé es la misma Lisa.
—¿Todo está bien?—
Camila llama mi atención tomando mi mano para que la escuche.
—Claro que sí.— le doy una sonrisa intentado parecer convincente. —¿Quieres algo más?—
—Estoy bien gracias.—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su sonrisa es luminosa. Vuelve su atención a la plática de Jack, está contando anécdotas nuestras de cuando vivíamos en Londres.
Camila no suelta mi mano y no es algo que me moleste.
Mi teléfono suena y al revisarlo veo un mensaje de Rosé.
*Me tengo que ir, nos vemos pronto.*
*Si necesitas algo llámame*
Le respondo rápidamente.
Lana voltea a verme y con solo verla a los ojos se que me pregunta que está pasando. Le hago una seña de que todo está bien y ella asiente.
Nuestra noche continúa, deje de beber hace algunas rondas atrás. Noto a Camila un poco más animada a causa del alcohol, pero se encuentra contenta.
Pasada la media noche Bárbara y Maca nos dicen que se tienen que ir ya que el día de mañana tienen que ir muy temprano por su pequeño hijo.
—¿Nos vamos Mila?—
Pregunta Barbara.
—Vayan ustedes, iré a casa en un taxi.—
La amiga de Camila no está muy convencida por lo que decido intervenir.
—No te preocupes, yo la llevo a casa. Vengo con mi equipo de seguridad.—
Señaló a Liz y Ed que se encuentran a dos mesas de nosotros.
—Perfecto, me quedo más tranquila.—
Las dos mujeres se despiden de todos para después retirarse.
Hoy decidí que me la pasaría bien.
Cene con mi hija, jugué con ella, la ayude a tomar un baño, le puse la pijama y por último le leí una historia. Mi pequeña estaba feliz y durmiendo pacíficamente cuando salí de casa. Quién no estaba muy feliz era Emma, desde la semana pasada que discutimos por llevarme a Leni todo el día no hemos solucionado nada. Cuando le dije que saldría a un bar con mis amigos se molestó, pero aún así no dijo nada.
