Cállate Potter!! |Jily [JamesXLily]| Harry Potter (Miga)

Capítulo 28

JAMES

Solté un gemido de dolor cuando Remus, en su forma lobuna, me lanzó un zarpazo en el costado. Gracias a una pequeña bromita de Canuto que no le sentó bien al licántropo transformado y más bien lo enfureció, estábamos ahora en medio de una lucha para que el animal se tranquilizara. 

Obviamente, los chicos y yo también estábamos transformados, de no ser así, sería imposible tratar con el y menos en este estado de cabreo total, sería un suicidio intentarlo por muy amigo nuestro que fuera.

Gracias a la resistencia que tenía como animal, la herida a mi costado, la cual empezaba a sangrar con intensidad, no me afectaba demasiado; pero si de algo era consciente, es de que cuando volviese a mi forma humana y legal, iba a doler horrores. 

Canuto gruñó a la vez que el lobo y yo solté un resoplido en respuesta antes de estampar mi cornamenta contra el de mayor tamaño al venir ver sus intenciones de lanzarse sobre el perro. Podría dejarlo estar y darle un susto al chucho, se lo merecía, un sustito a cambio de ponerse a tocar la harmónica a sabiendas de lo que el sonido le molestaba a nuestro amigo; pero no podía permitirlo, uno porque era mi hermano sobre todas las cosas y dos, el mínimo rasguño o daño físico que Remus notaba en nosotros al día siguiente de luna llena lo aterraba, hasta tal punto que intentaba alejarnos de el. Al de ojos ambar le aterrorizaba que al no estar consciente ni en todos sus sentidos, algo le pasase a alguno de nosotros o a cualquier persona de los alrededores, o que fuese el mismo quién nos atacase. No iba a ser yo quién lo hiciese sentir más culpa, más remordimientos o más terror por algo de lo que él no tenía la culpa, no podía controlar y que era tan natural cómo que todos fuimos animales alguna vez.

Lo miré de frente, a los ojos, ambos todavía en nuestra forma animal y dejé que me reconociera a través de ellos, poco a poco fui logrando mi cometido y el licántropo se tranquilizó. 

Suspiré cansado antes de que Canuto comenzase a sacudirse como un loco y algo saliera de entre su pelaje disparado en mi dirección para caer sobre mi lomo, reí internamente al sentir a Colagusano trepar por mi p hasta llegar a mi cornamenta, donde se acomodó.

Había sido una noche larga, y con el pequeño partido que me eché con el nuevo equipo de quidditch de Gryffindor, para poder entrar un poco en confianza con ellos, estaba realmente cansado. 

Para cuando me desperté ya estábamos los cuatro en nuestra forma humana y acurrucados entre nosotros por la falta de ropa en busca de calor. Sentí un dolor intenso en el costado, cuando bajé la mirada me encontré con la herida que dejó el zarpazo del lobo, estaba abierta y si no iba pronto a la enfermería tendría aún más riesgo de infectarse; la sangre que salía de ella ahora estaba seca al rededor de la misma.

Todavía era de madrugada, pero aunque el cansancio nos tentase a seguir durmiendo, y más con el sueño acumulado de las prácticas nocturnas, todos sabíamos lo que teníamos que hacer. Debemos pasar por la enfermería a corroborar que todo esté en orden. Me vestí con cuidado y desperté primero a Sirius

—Joder Cornamenta— exclamó susurrando todavía el chucho mientras se vestía— Tienes una herida bastante potente.

Lo miré con mala cara y tras dejar a Peter vistiéndose, entre los dos vestimos a Remus. Tenía el sueño pesado los primeros días después de luna llena. El cansancio le pasaba factura. Canuto subió en su espalda al licántropo y los cuatro salimos de la casa de los gritos; todavía era de noche, pero se empezaban a notar los primeros rayos de sol, tendríamos que darnos prisa en llegar a la enfermería si no queríamos que nadie nos encontrase.

—¡Señor Potter! ¡Pero mire cómo está! Déjeme revisarle eso— se escandalizó la señora Pomfrey al vernos entrar por la puerta. Todos teníamos aspecto de cansado, como siempre, Remus más, aparte de encontrarse dormido, pero suponía que esta mañana era mi turno de escandalizar a la enfermera. —Espero que no haga movimientos bruscos hoy señor Potter, y vuelva mañana por la mañana antes del desayuno, hay que revisar esa herida hasta que se cierre por completo.