Fragmentos de una historia (3)

7 5 0
                                    

Varios meses atrás

La lluvia le hacía difícil manejar. Aparcó a un lado de la carretera y suspiró. Iba a llegar tarde. Cogió el teléfono y gimió al darse cuenta de que su batería estaba casi muerta. Escribió rápidamente un mensaje a su novia para avisarle que llegaría tarde y que se encontrarán en su casa. Su teléfono se apagó segundos después. Se removió inquieto en el asiento de conductor. No le gustaba llegar tarde a ningún lugar y tampoco le gustaba pensar que María tendría que llegar sola a la fiesta.

Una hora después la lluvia aminoró y suspiró aliviado mientras emprendía camino a su casa. La hilera de coches que encontró le dijo que casi todos estaban ahí. Solo faltaba él. Entró apresuradamente y saludó a sus padres. Se mantuvo alejado de la vista de la gente, porque primero quería verla a ella. Quería disculparse. Su madre le mostró con un gesto que estaba en el segundo piso y pensó que lo estaba esperando en su cuarto. Trotó escaleras arriba, pero se detuvo al escuchar la voz de María provenir de la habitación de su hermana.

- No puedo creer que te pusiste ese vestido. – Decía. – Está horrible. En serio, Daniela, ¿no tienes un poco de sentido de moda? ¿O de oportunidad? Siempre tienes que avergonzar a tus padres. Y a mí, porque ya soy parte de la familia.

Alejandro se había quedado petrificado. No reconocía a la mujer que soltaba esas palabras venenosas. Esa no era su novia, esa no era la mujer que amaba.

- No sirves de nada. No puedes salir sin que alguien te acompañe. Eres un peso para toda la familia y no haces nada para aliviarlo. Al menos podrías ponerte presentable para no hacernos pasar vergüenza.

- Fuera. – La voz de Alejandro la hizo sobresaltarse e inmediatamente palideció. – Fuera. – gritó otra vez cuando intentó acercársele. Desistió por el momento, ya encontraría la manera de arreglar eso. Salió dejándolos solos.

Alejandro se acercó a su hermana con la culpa ahogándole. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Estaba seguro de que no era la primera vez que pasaba. Ella se tiró a sus brazos y sollozó.

No volvió a salir a la fiesta. Y la mañana siguiente había cortado todos los lazos con María. Un par de semanas después, ella apareció con la noticia del embarazo.

Rescatados (#1 Santa Ana) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora