Capítulo 40

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- ¿Qué tal este? - estiró la mano fuera del armario, mostrándoles uno de los vestidos, esperando que le ayudaran a elegir.

- Demasiado... negro. - soltó una carcajada ante la respuesta de Valeria. Si bien le resultaba difícil elegir un atuendo para ocasiones formales, con ella ayudando se convertía en un imposible.

- Es el séptimo vestido que rechazan, y eso que no me dieron siquiera la oportunidad de probar alguno.

- Pero hoy es una ocasión muy especial. – repuso Carla, que estaba acompañándolas en la difícil tarea de elegir que ponerles, poniéndole ojitos de enamorada y una sonrisa soñadora.

- Es simplemente una fiesta, donde va a haber mucha gente importante, pero una fiesta al fin y al cabo. ¿Qué tiene de especial? – preguntó, aunque estaba consciente de lo tonta que había sonado. Era un mantra que se repetía desde hacía días, pero ni ella misma llegaba a convencerse de sus palabras.

- Querida, tienes que estar deslumbrante hoy. ¿Vale? Así que ponte las pilas y busca. Además, no puedo creer que no hayas querido ir para comprar algo, es como un crimen, ¿verdad, Carla? – la otra mujer asintió sería e Isa sintió ganas de estrangularlas.

Entre el trabajo, las niñas, la terapia y todo lo acontecido con Damián no había tenido ganas de ir de compras, además su armario era bien surtido de vestidos de noche que nunca se había probado siquiera. Su madre se había encargado de ello cuando apenas regresó, al principio fue como una especie de terapia para ella, reponerle todo de lo que fue privada por tantos años. Después, simplemente se volvió en una costumbre que Isa no quiso reclamarle.

- ¿Por qué no vas y buscas algo tú? – le espetó, pero al ver la sonrisa entusiasmada de Valeria se arrepintió inmediatamente, ¿en qué se había metido?

La muchacha desapareció entre las puertas del armario y pasaron varios minutos antes de que diera señales de vida. En ese tiempo Isa se limitó a observar el vestido demasiado negro que aún tenía en las manos.

- Aún no veo cuál es el problema con este. – musitó y Carla la miró con una sonrisa.

- Créeme que no hay vestido en la tierra que será suficientemente bueno para ella hoy. Está demasiado abrumada con que tenga que ir, está canalizando todo en esto. – le explicó e la otra mujer frunció el ceño, sopesando si era verdad. Podría ser, concluyó.

Un grito de emoción las sobresaltó y Valeria salió triunfante con un vestido celeste con lentejuelas.

- Estaba bien escondido ahí atrás. – explicó, con una sonrisa brillando en su cara. - ¿A qué es perfecto?

Carla asintió de inmediato, a ella también le gustaba el vestido. Isa se tomó un segundo para mirarlo, no lo había visto mientras buscaba, pero no podía negar que era hermoso.

- Sí. Hay que ver cómo me queda. – repuso, pero Valeria ignoró su comentario con un ademán.

- Ve, ve a ponértelo, que quiero ver.

Isa tomó el vestido de sus manos y se adentró en el baño, buscando un poco de privacidad.

- Por favor, dime que tú ya tienes el tuyo. – gritó, suplicando en silencio que fuera así y que no tuviera que vivir esa tortura de nuevo.

- Claro que lo tengo. – repuso la muchacha, en tono obvio. 

 

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Rescatados (#1 Santa Ana) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora