Fragmentos de una historia (4)

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Diez años atrás

Ese lugar no le gustaba. Sus padres no lo sabían, pero Max y ella se habían escabullido una noche de casa y siguieron a su hermano mayor hasta una discoteca. Habían logrado darle un vistazo rápido antes de que el guardia de seguridad los encontrara y sacara de ahí. Tuvieron suerte que Francisco se percató del alboroto y los acompañó a casa él mismo, porque de lo contrario habrían estado en grandes problemas.

El lugar donde estaba no se parecía a lo que vio esa noche. Había mujeres que vestían vestidos muy cortos y ella se preguntó si ahora que vivía en ese pueblo tenía que vestirse como ellos. A ella no le gustaba vestirse así. Los hombres estaban sentados en grandes sofás, sosteniendo copas de cristal en una mano y con la otra agarrando las mujeres en lugares extraños. Ella retiró la mirada. Se sentía incómoda.

Damián la condujo por la multitud y sintió varias miradas posarse sobre ella. Quería hacerse más pequeña y desaparecer. Apretó el paso y rezó para que pronto salieran de ahí. ¿Por qué la había llevado ahí? ¿No deberían ir a su casa? Ya era muy tarde y ella estaba cansada del viaje y de pensar en lo que pasó en su casa. Damián detuvo su avance con una mano y ella vio que había un hombre grande que le estaba hablando.

- Espérame ahí. – dijo señalando una esquina y ella se apresuró a obedecer. – Ya vuelvo. – habló con ese hombre por un rato, parecía que discutían. El rostro de Damián palideció y el hombre esbozó una sonrisa tenebrosa. Se retiró con esa aun bailando en su rostro.

Damián volvió a su lado, pero no le dijo nada. La condujo por unos pasillos y se detuvo delante de una puerta. La abrió y le hizo una ademan para que entrara. Ella lo hizo. La habitación era pequeña, con apenas una cama y un armario. Hizo una mueca, no se parecía en nada a su habitación en casa.

- Vas a dormir aquí esta noche. Mañana voy a venir para hablar seriamente.

Se fue sin esperar respuesta. Ella se quedó en medio de la habitación minúscula, confundida y asustada. Y tenía hambre. Pero no había forma que saliera de nuevo donde estaba esa gente rara. Ni modo, esa noche no iba a cenar.

Rescatados (#1 Santa Ana) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora