Capítulo 13

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Ir a la casa de acogida con mi Nena no fue tan doloroso como pensé que lo sería al ver aquel lugar en que me criaron. La directora era la misma mujer que no dejó que me fuera de ahí con 13 años, ella decía que no había conocido jamás un niño que viera la vida tan mayormente para mí edad y que tampoco era un niño problema.

La madre Trinidad, que podía decir de ella? Siempre me dijo que podía ver cosas o saber cosas que a veces el hombre no entendía, según ella su don era parte de haber tomado los hábitos, que Dios la había recompensado con eso. Que era eso que no me verá en mucho tiempo?.

Ir donde la tía de mi chica me dio algo llamado pánico, pero le agrade, Ana tenía cierto aire a su tía, era una mujer guapa para sus 40 y algo, no representaba mucho la edad. Cuando me quede abajo con ella, habló conmigo.

-Gracias muchacho por ayudar a mi sobrina, de verdad ella no se merece esa vida que pretenden que tengan

-Ella me lo ha dicho, no después de su cuello aún lleve las marcas de ese imbecil¡. Una mujer debe ser tratada con respeto y amor, si el hombre dice estar enamorado de ella.-

-Ya veo porque Ana esta deslumbrada por ti, no es riqueza material la que tienes Christian, es riqueza del alma y del corazón.- ella me sonrió y mi nena bajo con una maleta. Me molestaba ver aún pañuelos en su cuello.

Nos despedimos y fuimos al departamento, el solo hecho de saber que la tendré para mi estos días me hacia pensar miles de cosas, entre ellas, que la tendría en mi cama y le daría más que placer. Debiamos ir a comprar para la cena y créanme no me hace nada feliz que Nina y mi nena se vean.

Me sentí como si fuera la fruta de la discordia, "bebé, podrías meter las cosas en la bolsa?", bebé? No que era osito?. Supongo que mi novia y que aún no se lo he pedido como debe ser también es celosa. Bien, lo tendré en cuenta, pero ahora debíamos hacer la cena.

José nos acompañó cuando llegó, el teléfono había sido puesto, pero a menos de una semana de irnos ya era irrelevante. Cuando nos quedamos solos con José en la cocina lavando los trastos me habló.

-Christian, de verdad te deseo lo mejor pero por favor recuerda mis palabras, cuídate, los hombres poderosos como Raymond Steele son crueles y no dudará en hacerte sufrir si descubre todo esto.-

-Lo haré José, tendré cuidado.-

Luego fui al dormitorio y escuché la ducha, ella se estaba bañando así que saque mi ropa de forma rápida y me metí con ella. Dicen que cuando uno es un adolescente tiene las hormonas a mil, pero con mi nena era multiplicado por 10 y no me pueden culpar por eso. Ella era la chica más bella que había conocido. Quizás mi lujuria sería mi perdición pero a estas alturas no lo iba a pensar, había dado mi palabra y al fin tendría una compañera para no estar solo nunca más.

-Nena....te puedo acompañar?

-Siempre.-

Me posicione detrás de ella, su culo era una tentación pero yo no tenía experiencia en esta materia y asumo que mi nena tampoco. Pero si podía follar su coño, así que la besé por el cuello y masajee sus tetas, ella iba a ser una chica grande en esta materia, yo media alrededor de 1.80 y ella llegaba al 1.70 descalza, así que la incline hacia los azulejos y la prepare con uno de mis dedos y con la otra mano le acaricie su clitoris. Ella comenzó a gemir y hablarme.

-Hummm.....Christian.- me gustaba más mi nombre que osito o bebé.

-Si.....dime nena, te gusta.- ella se molia en mi dedo, empecé a sentir su excitación y su humedad.

-Si.....mucho...me encantan tus manos....-

Le di otro poco de placer y saque mis manos para penetrarla desde atrás, la imagen del agua correr hasta la entrada de su coño y mi polla en él, me tenía el subidón y el libido en las nubes. Mis movimientos eran lentos y precisos y la tenía tomada por las caderas, subí una de mis manos y apreté su pezon.

NO PUEDO ARRANCARTE DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora