Capítulo 40

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Muchas cosas habían pasado en estos 20 días, sabía que solo me quedaba 10 días antes que Paul me pidiera que le devolviera a Ana, como si fuera a suceder.

Jason era bueno en lo que hacía, por lo general los guardias de seguridad o guardaespaldas eran ex militares y eso era un as bajo la manga a la hora de los sobornos.

Fue a hablar con el guardia de la clínica  Seattle Center, como era de esperarse, por 10.000 dólares, Phill como se llamaba ese tipo, le dio copias de los registros escritos que indicaban la hora de entrada y salida de las personas. Eso solo serían pruebas para el recién conocido detective Matthew Clark, un tipo de 30 y algo que andaba tras Paul Clayton desde que le hizo quedar como un idiota en la estación de policía del este, porque lo vincularon con un red de distribuidores de drogas. Así que pusimos manos a la obra y hablamos con él, dijo que Paul le daba sobornos al Jefe de Policía de Kirkland y que estaban bajo la lupa del Jefe Mayor, el cual le encargó a él de forma discreta que vigilara a esos dos.

Cuando supo que Paul Clayton estaba entrando drogas al país y que Raymond Steele era el puente de dinero de lavado  de la mafia irlandesa, creyó que se ganó la lotería, pero nos pidió la ayuda para hacerlo con pruebas y que pasaran muchos años en la cárcel y como regalo, dijo que iba a pedir que los enviaran a Riders Islands solo por que yo se lo pedía y por la ayuda. Eso era como un bono extra.

Pero las cosas iban bien, Petrov ya llevaba 2 embarques a América y había pasado por dinero limpio, pero Petrov Ltda. era una empresa ficticia que creo para lavar dinero. Todo estaba a nombre de su hermana pero esos 100.000 de dólares que tenía Paul en su cuenta, era dinero de la mafia rusa por introducir drogas y a Ray los O'Graddy recibían dinero de América de la mafia de NY para que llegara a Irlanda, que era a través de las cuentas de Steele Co.

Si había algo que aprendí de papá era que les hiciera creer que yo estaba involucrado cuando en realidad en aquellos papeles nunca apareció mi nombre, Ross Bailey se hizo cargo de ello y era tanto el apuro por firmar y ver un buen par de tetas que no leyeron con la salameria que ella desplegó, pero era una lesbiana que hace muchos años estuvo enamorada de los hombres pero cambio su orientación sexual. A mi eso no me afectaba porque era una buena abogada y como todo abogado sabia la historia de los Grey.

Ahora que pensaba en mi nena y las terapias al psicólogo, su ganas de vivir eran otras, le estaba enseñando defensa personal y costaba concentrarse en las lecciones mientras no le viera el culo a mi esposa en mallas.

A mi hijo lo llamaba todos los días para saber cómo estaba, también iba con él a entrenar junto con Daniel, aprendía rápido y Daniel y yo nos sorprendimos por la rapidez de patada que tenía, tanto que me valió un corte en el labio y mi nena pensó lo peor, eso me valió una de las folladas más calientes que habíamos tenido desde que estábamos juntos.

Dejar la droga era difícil, Gail la vigilaba un poco, dijo que nunca más su niña iba a consumir esa porquería. Para ello tuvimos que buscar al proveedor de Ana, imagínense mi sorpresa cuando supe que era un conocido de Paul, él lo enviaba sagradamente todos los miércoles, hasta que Luke lo hizo que no volviera nunca más por orden mía.

Estaba revisando documentos cuando papá entró con tío Colin. Eran ya las 4 de la tarde.

-Christian, los contratos con el gobierno de Inglaterra ya están pagados....y tu tío tiene lista la fusión con la empresa Alemana-

-Okey, entonces solo hay que firmar- puse mi firma electrónica y papá me miró, lo conocía bien para saber que algo le molestaba.

-Escupelo papá-

-Quiero saber cuando le dirás la verdad a tu esposa- bien eso no me lo esperaba.

-Pronto....ya sabes...-

NO PUEDO ARRANCARTE DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora