Ji Yong dio media vuelta y salió de la habitación de SeungHyun a toda prisa.
Ahí estaba, ahí tenía la prueba irrefutable de que quedarse unos días en aquella casa había sido una pésima idea. Porque daba igual cuánto tiempo hubiese pasado o el hecho de que encabezase su lista de «personas a las que odiar hasta la eternidad», seguía sintiendo un estúpido e incómodo cosquilleo cuando él estaba cerca.
De hecho, estaba seguro de que si lo encerraban en una habitación con una venda en los ojos y le pedían que avisase cuando SeungHyun entrase en esa misma estancia, él hubiese podido pasar la prueba sin problemas, porque cuando tenía a ese hombre a unos metros de distancia notaba una especie de electricidad en el aire y las pulsaciones se le disparaban como si acabase de correr un maratón.
No sabía por qué le ocurría aquello. Simplemente pasaba. Sin más. Y así había sido desde el primer día que sus ojos se habían encontrado, como si fuese una broma del destino que lo hubiese tomado con él: «Eh, pequeño Ji Yong, voy a joderte hasta el fin de tus días».
Odiaba no poder desprenderse de esas sensaciones. Tirarlas a la basura. Dejarlo todo atrás.
En cuanto entró en su propio dormitorio, emitió un suspiro de resignación al advertir que SeungHyun lo había seguido. Ignorándolo, tomó un cúter del escritorio, se sentó en el suelo y comenzó a abrir la primera caja que estuvo a su alcance. Levantó las solapas de cartón e inclinó la cabeza para descubrir que estaba repleta de libros. Siguiente caja. Repitió el proceso, esta vez al tiempo que SeungHyun, sin mediar palabra, se sentaba a su lado. Ji Yong dio un respingo cuando la rodilla de él rozó la suya y le faltó poco para cortarse con el cúter. Rajó el cartón con rabia. Esa estaba repleta de ropa. Alzó la mirada hacia SeungHyun.
— ¿Vas a quedarte ahí parado, mirando lo que hago?
— Ese era el plan, sí.
Mirarlo. Mirarlo durante una eternidad. Podía hacerlo. Quería hacerlo.
— Pues será mejor que empieces a pensar en posibles planes alternativos.
— Si quieres, puedo ayudarte. — Se inclinó hacia la caja que él acababa de abrir y sacó la primera prenda de ropa que encontró. Unos bóxers —. ¿Dónde debería colocar esto? ¿Primer o segundo cajón?
Ji Yong le arrebató de las manos el bóxer negro y él se limitó a continuar sonriendo como un idiota.
— Con plan alternativo me refería a que te vayas, SeungHyun — puntualizó —. Tengo mucho que hacer por aquí, como puedes ver. — Señaló con una mano el perímetro de la abarrotada y desastrosa habitación.
Él se levantó, aunque no estaba dispuesto a irse todavía. Llevaba demasiado tiempo esperando la oportunidad de estar cerca de Ji Yong como para desperdiciar ni un solo minuto. Es más, todavía no había dormido. En cuanto esa dichosa reunión había terminado, se había puesto frente al volante para regresar a Busan lo antes posible; no podía creer que finalmente hubiese aceptado irse con ellos.
Lo observó ensimismado mientras sacaba la ropa de la caja y la metía en el armario, doblándola sin mucho cuidado.
— Así que... me han dicho que eres escritor — dijo y apartó la mirada de él para posarla en las cajas que contenían libros.
— ¿Te ha dado tiempo para llamar a Soo Hyuk y sacarle información?
— Sí. Mientras tú cotilleabas mi habitación he encontrado un par de minutos libres. — Ji Yong abrió la boca dispuesto a replicar, pero volvió a cerrarla —. ¿Puedo ver alguno de tus libros? — preguntó SeungHyun —. ¿Dónde están?
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『다시 만나야 할 33 가지 이유 』 » GTOP
Romance« No me digas lo que has hecho, ni me digas donde has ido Solo quiero contemplarte y olvidar mi soledad... » 『 Advertencias 』 ▸ Incluye contenido Chico x Chico ▸Contenido Homosexual. ▸Todos lo créditos a su respectivo autor.