Cuando sus dedos se entrelazaron, Ji Yong intentó que SeungHyun no notase que había empezado a temblar. Puede que no tuviese nada que ver con él. Puede que solo fuese porque su mano era grande y confortable y tenía ese tacto áspero y tan masculino y... ¿a quién pretendía engañar? Tocarlo siempre sería así, imprevisible y desbordante. La tentación de algo que quería con todas sus fuerzas pero también temía. Eran dos piezas equivocadas, que no encajaban; pero a veces, solo a veces, creía haber llegado a SeungHyun y estar a punto de alcanzarlo... y después recordaba que era dañino y su instinto de supervivencia salía a relucir.
— ¿Estás bien, Ji?
SeungHyun buscó sus ojos en la oscuridad, mientras recorrían el sendero bordeado por abetos, pinos y pequeños matorrales. Olía a hierba y a tierra mojada.
«No», volvió a pensar.
— Sí — se obligó a decir —. ¿Por qué no iba a estarlo?
El resplandor de la luna no era suficiente intenso como para iluminar el empinado camino, pero SeungHyun parecía conocer bien a dónde se dirigían. De vez en cuando, en mitad de la pronunciada cuesta pedregosa, había un escalón hecho con troncos de madera que facilitaba el ascenso.
— ¿Y pretendías que subiésemos aquí corriendo?
— Eh, podemos ir más despacio. Para. Espera.
SeungHyun tiró de su mano, obligándolo a reducir la velocidad.
— No, no. Era broma. Vamos.
Ji Yong tropezó, sonrió cuando recuperó el equilibrio y le dio un empujoncito en el hombro para que siguiese avanzando. El último tramo era más plano y Ji Yong pudo recuperar el aliento antes de acercarse al mirador que había en la cima. Se inclinó hacia delante, sujetándose a la valla de madera y admirando el paisaje.
— ¡Es precioso! — Contempló ensimismado las infinitas luces de colores que recorrían la ciudad como si deseasen formar nuevas constelaciones terrenales. Se distinguía una vista panorámica de Seúl llena de rascacielos, departamentos y monte, y en medio de ella atravesando el río Han la vista simplemente era espléndida.
A su lado, SeungHyun apoyó los antebrazos en la valla.
— ¿Ha valido la pena? — preguntó.
— Ya lo creo. Se ve toda la ciudad...
— Casi toda.
Ji Yong inspiró hondo como si desease atrapar el aroma a pinos y tierra húmeda. Levantó la cabeza y descubrió un cielo solitario, sin apenas estrellas.
SeungHyun se movió a su lado, acercándose más.
— Cada vez hay menos — murmuró —. Mejor dicho, cada vez se ven menos.
— Es la contaminación lumínica...
— Supongo. — Se encogió de hombros —. Ya no importa.
— ¿Has dejado de contarlas?
— Solo era una distracción. No servía para nada.
— SeungHyun, has recreado un cielo en el techo de tu habitación.
— Si, bueno, a veces todavía necesito distraerme. Pero ahora te tengo a ti. Y a tus pecas. — Lo miró de reojo.
Ji Yong frunció el ceño y se mordió la lengua, pero no pudo mantener la boca cerrada.
— Me alegra seguir siendo una distracción para ti — contestó sarcástico —. Hay cosas que nunca cambian.
— No lo decía en ese sentido, joder. ¿Cómo es posible que de cada cuatro frases que diga una esté mal? — Se dio la vuelta, apoyando la espalda en la valla de madera, y cruzó los brazos sobre el pecho —. Es como si hubiese algo entre nosotros que me impide llegar a ti. Una barrera. ¿Existe la posibilidad de que yo diga gris y tú escuches azul?
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『다시 만나야 할 33 가지 이유 』 » GTOP
Romance« No me digas lo que has hecho, ni me digas donde has ido Solo quiero contemplarte y olvidar mi soledad... » 『 Advertencias 』 ▸ Incluye contenido Chico x Chico ▸Contenido Homosexual. ▸Todos lo créditos a su respectivo autor.