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Ya antes de llegar a la cocina, Ji Yong percibió el apetecible aroma a huevos y tocino que flotaba en el aire.

Al entrar, vio que SeungHyun estaba terminando de preparar el desayuno. Llevaba puesto un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca que resaltaba las virtudes del ejercicio y la constancia. Se amonestó mentalmente por mirarlo y desvió la atención a la sartén donde intentaba hacer unas tortitas.

— Buenos días. — SeungHyun le sonrió.

— Buenos días. ¿Dónde están Soo Hyuk y YoungBae?

— Ya se han marchado al trabajo. — Lo miró por encima del hombro —. ¿Todavía te gustan las tortitas?

— Claro. Me encantan.

SeungHyun chasqueó la lengua con fastidio.

— Pues esperaba que dijeses que no, porque no consigo que esta mierda... esta masa... ¡joder! — Rascó la superficie de la sartén con la espátula.

— ¡No hagas eso!

Ji Yong dejó en la encimera el tetrabrik de zumo de naranja que acababa de sacar de la nevera y le quitó la sartén de las manos. Esperó a que él se apartase, pero no lo hizo. Se quedó a su lado, hombro con hombro, rozándole el brazo con el torso. Él se obligó a concentrarse en la destrozada tortita.

— Si la rascas es peor; conseguirás que la sartén no sirva para nada. — Quitó los restos y volvió a poner líquido de tortitas —. Mira, solo tienes que ir despegándola por los bordes con cuidado... así, ¿ves?

— Es la perfección hecha tortita — alabó —. ¡Yo la pido!

Antes de que Ji Yong pudiese reaccionar, apresó los bordes de la tortita con los dedos, aún a riesgo de quemarse, la sacó de la sartén y la colocó en su plato, al lado del tocino, los huevos y una manzana.

— ¡Ni lo sueñes! ¡Ya te he enseñado cómo hacerlas! No seas egoísta y dámela.

— Intenta tomarla...

Alzó sobre su cabeza el plato del desayuno, sosteniéndolo con una mano.

— ¿Cuándo piensas madurar, SeungHyun?

— ¿Me lo pregunta un chico que está dispuesto a luchar por una tortita?

Ji Yong se dio la vuelta y se obligó a mantener la boca cerrada. Él tenía razón, toda la razón. Y él rectificó a tiempo. No estaba dispuesto a rememorar el pasado ni a seguirle el juego. Desayunaría, se ocuparía de las cosas que todavía estaban fuera de lugar en la habitación, contestaría unos cuantos correos y saldría a correr por aquel nuevo vecindario. En resumen, se comportaría como la persona de veintitrés años que era y no como él adolescente estúpido que siempre caía ante sus provocaciones.

— De acuerdo. Quédatela.

Volcó en la sartén la masa líquida que quedaba.

— Eh, pecoso, era broma.

Ji Yong ignoró el plato repleto de comida que él le ofreció y cogió uno limpio del armario. Sacó la nueva tortita de la sartén.

— ¿De verdad te has enfadado? Ya te he dicho que solo era una broma. Vamos, Ji Yong, te he preparado medio desayuno, eso debería contar.

— ¿Contar para qué, exactamente?

— No lo sé... — Hizo una pausa y expulsó entre dientes el aire que estaba conteniendo antes de volver a mirarlo —. ¿Piensas estar enojado conmigo eternamente?

『다시 만나야 할 33 가지 이유 』 » GTOPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora