Nerd: obsesión enfermiza [Libro 1 y 2, COMPLETOS] [Ya en físico]

15: Nuestros cuerpos son sagrados

María

La primera vez que María mandó un nude tenía 13 años.

Era la única chica de su curso, entre todas las mimadas del segundo año con sus costosas camisas azules del uniforme, que había podido conquistar un chico del último año.

Él no era futbolista, ni popular. Esas cosas no existen en los liceos venezolanos. Solo era desgraciadamente bello, con un zarcillo de túnel negro en una oreja y un pircing en la ceja, además de sus brillantes ojos azules que cazaban muchachitas menores como caza el queso a un ratón.

María estaba tan fascinada con su nuevo novio que lo quería presumir hasta en el Facebook, así que una tarde le escribió al Messenger.

Hola.

El chico, Lucas Lissandro, o Lucssandro en redes, estaba en línea. La novia se impacientó con cada segundo transcurrido entre el mensaje enviado y la respuesta del receptor.

Se preguntaba: ¿qué tanto hace conectado que no me responde?

Tanto fue así que María volvió a abrir el chat con intensiones de mandarle un nuevo hola, justo cuando la respuesta al primero llegó.

Hola bb.

Contestó:

Holaaa. Como stas?

Pensando en mi
chikita hermoza

María sintió sus mejillas acalorarse con aquella respuesta. Sentía que su novio era el chico más romántico y atento de la historia.

Yo tmbn estoy pensando en ti.
Estoy pensando en
varias cosas.

En qué piensa mi bb?

María tardó un rato en ordenar sus ideas para luego formular su respuesta. No sabía cómo abordar aquel tema tan peliagudo, pero tampoco quería dejar pasar más tiempo sin discutirlo.

No deberíamos decirle a los
demás que somos novios?
Digo, ya es hora, no? Hemos esperado mucho, quiero que
todo el mundo se entere.

Escribiendo...

El chat pasó así un rato, logrando que a María le diera un vuelco en el corazón. Se mordía la lengua, pensando que tal vez había ido demasiado lejos, pero aguantó, porque no había vuelta atrás, y retractarse la haría parecer indecisa, y lo que a Lucas le gustaba de ella era su carácter fuerte y decidido, como el de una adulta. O al menos eso le decía él.

Bb, no te portes ací. Ya te expliqué que no es tan sencillo. Tú eres menor, tus padres
podrían ponerse muy pesados con ese tema, hazta podrían amenzarme con la cárcel. Y tus amigos no lo entenderían. Mis amigos no lo entenderían. Nadie entiende que no eres como
las otras chicas, que ers demasiado madura
para tu edad.

Pero bb, mis amigos creen que miento, nadie me cree
que tengo novio. Estoy pasando pena, bb. Les voy a decir,
tú le dices a los tuyos cuando quieras. Ellos no le dirán a
mis papás, son súper panas. Ya verás.

Te dije que no, María.

A ella le hervía la sangre cada vez que su novio usaba su primer nombre para referirse a ella, más cuando había pasado tantos recesos de clases reclacándole que la llamara Tania ya que si ella hubiese podido elegir ese sería su nombre.