Prólogo

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—No es que me moleste tu llanto, pero estás invadiendo mi espacio — susurró una voz ronca tras de mí, rápidamente salí de allí cayendo en mi parte trasera.

—¿Quién eres tú? — pregunté con mi corazón a mil.

—No tengo la obligación de decírtelo, ahora sí me disculpas... — mostró su cigarro volviendo al oscuro lugar de las escaleras.

—Qué grosero eres. — dije con tono enojado y salí de allí.

Tenía que encontrar otro lugar para esconderme hasta que las clases terminarán, no quería que nadie me viera, sí eso pasaba probablemente se burlarian de mí y mi corazón no aguantan más burlas. Salí corriendo hasta el patio trasero, ese lugar casi nadie lo visitaba y era perfecto para seguir llorando hasta calmarme. Pasaron algunos minutos y cuando creí que todo se había calmado, un balde con agua asquerosa cayó sobre mí, todos nuevamente estaban ahí, riendo de mí desgracia, Hamilton era la que había traído toda esa multitud hasta aquí, solo para que nuevamente se burlaran de mí.

Estaba ahí llorando, escuchando como todos me decían cosas feas nuevamente, después de unos segundos todos se fueron con la advertencia de Hamilton, quería que me alejara de Han y si no la obedecía, se encargaría de hacer mi vida miserable, cuanto la odiaba, todo era su culpa, mi vida sería diferente si ella no existiera.

—¿Aún sigues llorando? — nuevamente esa voz — pareces una niñita de cinco años.

—Eso no te importa déjame en paz — dije sin ánimo — solo quiero estar sola, todos piensan que soy una completa tonta.

—Te diré algo Shalley, deja que se reían de ti, después de todo es su opinión y no la tuya — musitó pegándole una calada a su cigarro — al fin de cuentas todos moriremos y allí todos valemos lo mismo.

Brindis con Veneno (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora