Fin

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Shalley Brown

Quería decirle a Gael que no preguntara eso en éste momento, pero en los ojos de mi madre podía notar que realmente quería decirlo, tal vez ella quería que lo conociéramos o simplemente quería decirlo porque sí, así que decidí guardar silencio y esperar a que mi madre hablara. Con voz suave y temblorosa, dio las direcciones para ir tras aquel hombre que tanto nos había lastimado, Gael escuchaba atentamente cada palabra de mi madre, realmente quería ir a verlo, yo solo quería desaparecer y olvidar todo esto, no era tan vengativa como Gael, aunque la curiosidad de saber cómo era mi padre podía más que yo.

Una vez que mi madre terminó de explicar todo, Gael y yo tomamos rumbo a casa de mi padre, si es que se le podía llamar así, mi madre tenía sus ojos cristalizados, también podía notarla nerviosa y asustada, todo había cambio, ahora ya nada sería igual y realmente el cambio no me gustaba mucho. Todo el camino Gael y yo no mencionamos palabra, aún no teníamos el suficiente valor para mirarnos fijamente y admitir que éramos hermanos, aún no era el momento o simplemente ese momento no llegaría.

—¿En qué puedo ayudarles? —preguntó una chica un poco más vieja que yo.

—Estamos buscando a éste hombre —musitó Gael mostrando una foto que anteriormente mi madre nos había dado.


—¡Cariño! —gritó la chica mirando al interior de la casa— te buscan.

—¿Quién? —cuestionó el hombre saliendo de la casa— ¿Quienes son ustedes?

No podía negar lo parecido que era a Gael, tenía su mismo cabello y los mismos ojos que él y yo teníamos, no podía negar que éramos sus hijos, nos parecíamos demasiado, aunque al parecer eso no pareció sorprenderle. Aquel hombre nos miró de arriba a abajo tratando de recordar dónde nos había visto, pasaron unos cuantos segundos hasta que su mirada reveló que ya nos había recordado.

—Vaya, vaya, sí que han crecido chicos —masculló sonriente.

—¿Por qué nos hiciste esto? —susurré con mis ojos cristalizados—. Nos arruinaste la vida.

—No —negó con su cabeza— su madre se quiso embarazar, yo no quería hijos, así que no me quedó más remedio que dejarla, fue una tonta.

—No te permito que hables así de mi madre —amenazó Gael con voz firme—, el único error que ella cometió fue enamorarse de ti.

Mi padre pegó una carcajada mientras sostenía su abdomen, Gael me tomó de la mano y me dio una mirada rápida, sabía que él estaba conmigo, pero eso no hacía de lado la rabia y dolor que sentía por dentro. Aquel hombre miró nuestras manos y quedó totalmente sorprendido y con una sonrisa pervertida nos miró a ambos seguido de unas cuantas palabras.

—Solo eso faltaba —murmuró para si mismo—, los hermanos de sangre enamorados mutuamente.

—Nosotros no elegimos esto, si no nos hubieras dejado simplemente no estaríamos así —confesó Gael con su voz rota.

—Ustedes no tienen padre, olvidensé de mí —advirtió haciendo que nos fuéramos de su casa—, nunca aceptaré que son mis hijos y amarse siendo hermanos será su maldición.

Fin.

Brindis con Veneno (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora